Desde hace algo más de un mes, cada vez que me despierto y empiezo a oír las noticias me entra la duda de si estoy viviendo en el mundo al revés o si mi mente empieza a ser víctima de un devastador proceso de destrucción de neuronas de consecuencias imprevisibles. Oigo al presidente del país más poderoso del mundo que ha citado en el despacho oval al de un país europeo en guerra, al que hasta hace nada USA estaba entregando armamento a mansalva para hacer frente a la pérfida URSS, o sea, al comunismo, sometiendo al supuesto invitado a un hábil interrogatorio rodeado de sus gorilas, que le ponen a parir hasta por la ropa que lleva, le acusan de estar en contra de la paz y provocando la tercera guerra mundial, mientras le zarandean como a un guiñapo, como a un muñeco de feria. Elogian la postura de Putin, que sí que está por la paz, a cambio, solamente, de una buena parte del territorio ucraniano, solución que bendicen y se guardan pare ellos una lógica comisión: las tierras que llaman raras, o sea, las que valen un pastón. Y pasados unos días Zelenski, convencido por los argumentos que tan convincentemente le explicaron los yanquis, se pone el disfraz de oveja y da toda la impresión de que se va a comer el sapo con patatas.Estuve muchos años, como miembro que fui del Ejército Azul de María, rezando todas las noches tres Avemarías por la salvación de Rusia, pero ni entonces pensaba que el poder de la oración podía alcanzar cotas tan impresionantes como estas, que realmente parecen milagrosas. ¿Tendré que revisar mi ateísmo actual? Por si todo esto fuera poco, el chaval del pelo zanahoria va a imponer aranceles del 25% al aceite de oliva y al vino, lo que, seguramente, hará que se vendan menos y, lógicamente, se abaraten, como consecuencia de la ley de la oferta y la demanda. Otro milagro que le debemos. Es el mercado, amigo. Quizá ha llegado el momento de adoptar el lenguaje de la revolución trumpiana y hablar del Golfo de América, que es lo que el marido de Melania ve al peinarse todas las mañanas cuando se mira al espejo.