Alvaro  Reizabal
Alvaro Reizabal
Abogado

El palo y la zanahoria

Han querido los astros que el mismo día ocurran acontecimientos dispares en diferentes lugares del mundo y de signo bien distinto. En Donostia celebrábamos la fiesta patronal a golpe de barriles y tambores, y el alcalde, sin necesidad de prohibir, recomendaba amablemente a los responsables de las tamborradas que actúan en la plaza de la Constitución que evitaran tocar una de las canciones habituales por riesgo de avalanchas, recomendación que fue seguida sin rechistar quedando los presentes sin oír ni bailar al son de "Caballería de Gallos".

Total, que aquí nos quedamos sin el baile de gallos y en Washington se reunían el mismo día todos los gallos del mundo del capital, las fortunas más grandes del mundo presididos por el nuevo, pero reincidente, mandamás que ha decidido formar su gobierno para todos los estadounidenses, pero contando únicamente con los supermillonarios que pretenden comprar lo que no puedan alcanzar de otra manera, arramplando con lo que pillen por el camino, sea Groenlandia, el Canal de Panamá o TikTok. Y entre ellos, como invitado, Abascal, quien fuera protegido de Esperanza Aguirre, por su proverbial culpa «in eligendo».

Entre los cientos de medidas adoptadas por decreto en su primer día de mandato, no pueden pasarse por alto las que afectan a Palestina. Nada más iniciarse la tregua en Gaza, el dueño del mundo augura que no durara mucho, y, para ayudar a acertar en ese pronóstico, acuerda dejar sin efecto las sanciones impuestas a los colonos que, en contra de todo el Derecho Internacional, usurpan sus tierras a los palestinos ilegalmente y por la fuerza, mientras el Ejército judío sigue ocupando su territorio con los tanques y bombardeos aéreos, matando inocentes en un genocidio que ahora se perpetúa en Cisjordania. El palo y la zanahoria para los palestinos, pero encima, en este caso la zanahoria no es el premio que sirve de engaño, sino solo la del color del pelo de Donald, o sea, más palo, en lugar del consuelo de la zanahoria. Debemos alertar todas nuestras capacidades, que esto no ha hecho más que empezar.

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