Después de los triunfalismos veraniegos y la eliminación de las medidas preventivas, ya estamos otra vez con el aumento de los contagios, que en algunos países es espectacular y preocupante. En el Estado la cosa, de momento, no es tan alarmante, según dicen, por las altas cotas de vacunación alcanzadas, pero habrá que ver la que nos viene.

Ninguna explicación del motivo por el que en la comunidad, y especialmente en Gipuzkoa las tasas de nuevos contagios son más altas y nos encontramos, una vez más, con el objetivo de salvar las Navidades. Cuando ya se daba por supuesto que se celebrarían las ferias de Santo Tomás, las cabalgatas o las tamborradas, todo pende de un hilo, y se trata de ver quien le pone el cascabel al gato de la vuelta a las restricciones, que como nadie quiere tener desgaste electoral se quieren endilgar ahora a los ayuntamientos.

Y, nuevamente, se están poniendo de relieve las carencias que el régimen autonómico tiene para la gestión de la pandemia. En dos años hemos pasado de vendernos la moto de que Euskadi era un país prácticamente independiente a evidenciarse la falta de competencias en esta materia. Antes Urkullu culpaba a los jueces de que dejaban sin efecto las medidas adoptadas por su ejecutivo de coalición, y ahora ha cambiado de discurso y se queja de la falta de competencias y habla de pedir permiso al TSJPV para que le autorice la adopción de medidas restrictivas de derechos.

En honor a la verdad, se ha de decir que cuando se han dejado sin efecto las decisiones adoptadas ha sido por defectos de los decretos que no justificaban adecuadamente las medidas adoptadas para restringir derechos fundamentales o por su falta de competencia para adoptarlas y no gratuitamente y sin motivos como desde Lakua se ha insistido, insinuando cierta animadversión por parte del Tribunal. A pesar de todo, se vuelve a repetir que se va a solicitar permiso al Tribunal para las nuevas decisiones. En definitiva, que el discurso del Gobierno Vasco pone de relieve su problema de incompetencia en esta materia. El Oasis sin agua.