Han llegado las Navidades que había que salvar a toda costa a golpe de pasaporte covid-19, y total que las cifras de contagios parecen ser aún peores que allá por marzo de 2019, cuando se destapó toda esta pesadilla. Para más inri, en Gipuzkoa ostentamos el indeseable privilegio de estar a la cabeza del Estado en contagios. Las cifras son cada vez peores, todo el mapa está en rojo, y se van suspendiendo las celebraciones invernales una tras otra pese a la resistencia de las autoridades a adoptar medidas que resultan tan impopulares.
Ante este panorama, cabe preguntarse el motivo por el que las cifras en Hego Euskal Herria son tan pésimas. Es innegable que desde el verano ha habido un relajo por aquello de que con la vacunación estaba todo arreglado y había que dar oxígeno al turismo. Pero se echa en falta una explicación razonable del motivo de tan preocupantes datos, peores incluso que los de la Comunidad de Madrid, por ejemplo, en donde las medidas preventivas consisten en lo que la lideresa Ayuso define como la política sanitaria de su comunidad, en la que lo que prima es la libertad para tomar cañas y el despiporre generalizado en la hostelería y el comercio. Cabe preguntarse si la proliferación indiscriminada entre nosotros de nuevos hoteles y pisos turísticos, y el turismo que atrajeron puede ser la causa de la situación en que nos encontramos. Tendrían que aclarárnoslo.
Como daño colateral de la guerra interna en el PP madrileño, salta a la palestra la batalla de las cenas. Como «Casao» (Mariano Rajoy dixit) ordena eliminar las cenas navideñas del partido, hasta la de Gasteiz, a la que iba a asistir Díaz Ayuso, que quiere convertirlas en el primer acto de su nueva campaña, ahora pone el grito en el cielo, porque esa prohibición va en contra de la política sanitaria de su Comunidad. Ella tiene la fuerza de los votos y de su resultado electoral, pero para mí que tiene demasiados frentes abiertos. La ambición rompe el saco y la venganza es un plato que se sirve frío y, por tanto, muy indigesto. ¿Será esta su última cena?
La última cena
Las cifras son cada vez peores, todo el mapa está en rojo, y se van suspendiendo las celebraciones invernales una tras otra pese a la resistencia de las autoridades a adoptar medidas que resultan tan impopulares.
