Cuando se publicó la foto de Trump vestido como si hubiese sido elegido obispo de Roma, se dijo que era cosa de la inteligencia artificial, una bufonada. Pero a la vista del resultado tras la fumata blanca, más parece que fue algo premonitorio, o que, si se tiene en cuenta lo rápido que se ha desarrollado el cónclave y su resultado final, podría pensarse que todo estaba atado y bien atado, y que el Vaticano, siempre tan dúctil y comprensivo con los poderosos, ha cedido a los deseos del emperador del pelo zanahoria y ha nombrado papa a un yanqui. Dicen que es crítico con el presidente americano, pero visto lo visto, no hay duda de que, de haber critica, será constructiva. De momento, ya ha recibido a los gerifaltes del Opus a los que manifestó su cercanía y su cariño.Pero hoy no vamos de hablar de lo ocurrido con la sucesión de Francisco, sino de los ultracatólicos del PP. Núñez Feijóo, que no es capaz ni de liderar su propio partido, y que cada vez es más criticado, incluso dentro de sus filas, ha tenido que tragar que le organicen el Congreso previsto para el año que viene los muy próximos 5 y 6 de julio. Su aparente colaboradora, pero realmente encarnizada opositora Ayuso (la del ático dúplex), ya empezó a canturrear que cuando suena el run run no queda otra que adelantarlo, y dicho y hecho. Dice que lo ha consultado con Aznar y Rajoy. Así que, como no manda en casa, se ha puesto a liderar el lobby nuclear, ayudado por el apagón, y ha puesto en marcha la campaña para prorrogar la vida útil de las centrales. O nucleares o más apagones y el caos. Parece claro que su plan pasa por financiar con dinero público la ingente inversión necesaria. Se trata de centrales obsoletas y su continuidad no es gratuita, ni mucho menos. Por eso Europa ya le ha advertido de que su idea sería una encubierta ayuda de Estado, y que, como tal, está prohibida. Al final les acabará pasando como con Garoña: el PP pidiendo la prorroga de la vida útil y sus dueños diciendo que no, porque no era rentable realizar la inversión necesaria. Son más papistas que el Papa.