En el barrio en el que crecí siempre nos gustó el cine. Las sesiones importantes eran los sábados a la noche y los domingos por la tarde. Luego estaban los programas dobles de sesión continua, más baratos y populares, dónde se exhibían westerns y películas románticas. Para los más exigentes existía el cine fórum con proyección y debate sobre los últimos films de la nouvelle vague. Mi madre tenía una amiga a la que le gustaba contar películas. Se parecía a la protagonista de la novela, "La contadora de películas", de Hernán Rivera, llevada al cine en 2023. Ella decía que el cine era como la «universidad de los pobres». Sin embargo, hay que reconocer que el cine nos mintió mucho. Crecimos pensando que los «malos» fueron los sioux y los «buenos» los colonos que ocuparon sus tierras y el Ejército yanqui que les protegía; en "Éxodo", Otto Preminger habló del «derecho» del Estado de Israel a establecerse en Palestina, pero ocultó el comienzo del genocidio del pueblo palestino, un terrible 15 mayo de 1948. En el «heroico» relato cinematográfico de la II Guerra Mundial, el 9 de mayo de 1945, el día de la Victoria soviética, el día que el Ejército Rojo rindió Berlín, nunca existió. A pesar de las mentiras, aquellos días de ver y contar películas fueron como un Cinema Paradiso inolvidable.