Amparo Lasheras
Amparo Lasheras
Periodista

No hace falta ser un Einstein…

En una céntrica calle italiana, un hombre blanco mata a un vendedor negro porque le ha molestado en su paseo y no pasa nada. Nadie se altera, nadie lo impide, solo miran.

Cuando en una sociedad, el sistema judicial condena a dos policías a hacer un cursillo de educación sexual por maltratar y violar a una joven y a otro violador, un empresario explotador de inmigrantes y racista, solo le impone una multa de 6.000 euros y, por el contrario, a unos trabajadores por defender su derecho a la huelga les pide cuatro años de cárcel, no hace falta ser un Einstein en asuntos democráticos para darse cuenta de que algo esencial se derrumba en esa sociedad que se dice progresista y tanto habla de derechos, feminismo, ecologismo y oasis de bienestar. Y es que los avances tecnológicos, el brillo del consumo rápido, el marketing político y la competitividad social constante por llegar y tener no significan progreso si la justicia, la igualdad, la solidaridad y los derechos colectivos desaparecen por decretos y sentencias. Si a esta observación añadimos la sombra del miedo social y el pensamiento único que anquilosa el conocimiento y la reacción de la opinión pública, nos encontramos que, en una céntrica calle italiana, un hombre blanco mata a un vendedor negro porque le ha molestado en su paseo y no pasa nada. Nadie se altera, nadie lo impide, solo miran y, como gesto de civismo, graban un video para las redes sociales. Pero, todo esto, ya lo he dicho muchas veces.

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