Anjel Ordóñez
Anjel Ordóñez
Periodista

«Ikusmiran»

Se ha triplicado la tasa de bajas por no superar el periodo de prueba. Es decir, se ha triplicado la tasa de empresarios caraduras que abusan de esta figura.

La Fundación Ipar Hegoa ha publicado su informe anual "Ikusmiran" y, por desgracia, sus conclusiones no detectan mejorías con respecto a los análisis de años anteriores. Todo lo contrario. Uno de los datos más contundentes del estudio es que, en Hego Euskal Herria, algo más de la mitad de las personas con edades comprendidas entre los 25 y los 64 años vive en situación «precaria, sin empleo digno y con ingresos insuficientes». Más de 812.000 personas ubicadas en el ratio de edad referido se encuentran en situación inactiva, desempleo o con un salario inferior a los 1.400 euros.

El informe constata el alarmante incremento de la suspensión de los contratos fijos y el paso a la inactividad. Así, la tendencia apunta claramente a que la temporalidad se sustituye, no por los contratos indefinidos, sino por la figura de fijos discontinuos. Y por las trampas: se ha triplicado la tasa de bajas por no superar el periodo de prueba. Es decir, se ha triplicado la tasa de empresarios caraduras que abusan de esta figura, pensada para evaluar a los trabajadores como paso previo antes de ser fijos, y la convierten en un sistema consolidado de perversa contratación temporal.

Si a esta variable se suma el sostenido incremento del nivel de vida, el resultado es desolador. Las familias más expuestas a los rigores de la crisis, provocada única y exclusivamente por el sistema neoliberal bajo las más variopintas excusas geopolíticas, compran cada vez menos y de menor calidad. Se limitan, cuando pueden, a adquirir productos básicos y a intentar por todos los medios no perder ese tren sin frenos que son las hipotecas, para no tener que dormir en la calle.

En resumen estamos hablando de pobreza. De que la balanza se inclina cada vez más del lado de las rentas de capital, dejando a muchos trabajadores en una posición de absoluta vulnerabilidad cuando no en el estadio de la exclusión social. El informe de Ipar Hegoa aporta un dato demoledor: desde 2008 se ha duplicado el porcentaje de población en situación de pobreza extrema en la CAV.

No es que sea urgente, es que ya vamos tarde.

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