Anjel Ordóñez
Anjel Ordóñez
Periodista

Sensatez

Habrá que ver lo qué sucede en los próximos días en torno a la conformación de los gobiernos municipales y forales en el sur de Euskal Herria, pero les adelanto que, como advirtió Marcelo a Hamlet, «algo huele a podrido en la nación de Dinamarca». El recuento de los votos emitidos la semana pasada por la ciudadanía dejó, al menos, cuatro cosas muy claras. La primera, el impresionante respaldo obtenido en el escenario vasco por la opción soberanista y de izquierdas que representa EH Bildu. La segunda, la debacle del PSOE en el ámbito estatal, que le ha llevado a convocar elecciones anticipadas en una jugada cuya pretendida genialidad está por demostrar. La tercera, el evidente desgaste del PNV, que ha recibido un aviso por parte del electorado en clave de cambio de ciclo. Y la cuarta, el desencanto de una notable parte del censo, hastiado de tanto sainete en la arena política.

Permítanme seguir con Shakespeare: «Aún no se habían enfriado los manjares para el convite del duelo, cuando ya se servían en las mesas de la boda». Les ha faltado tiempo a PNV y PSOE, malheridos tras el choque electoral, para anunciar la reedición del pacto que les permitiría desbancar a EH Bildu de instituciones clave en las que ha sido la fuerza más votada: Juntas Generales de Gipuzkoa y Ayuntamiento de Gasteiz. No ha sido la aceleración de los tiempos marcada por el anuncio de Sánchez lo que les han empujado a reeditar sin ningún atisbo de reflexión esta fórmula a todas luces caduca y, además, embarrada por el papel del PP como llave en los acuerdos. Sabían, grosso modo, lo que iban a decir las urnas. Cómo se explica, si no, la insidia con la que los jeltzales cargaron en la campaña contra EH Bildu.

Y termino con "Hamlet": «La serpiente que mordió a tu padre ciñe hoy la corona». En la quinta escena del primer acto, el fantasma del rey asesinado desvela la traición y desata la dramática venganza del príncipe. Pues no. Hagan lo que hagan y donde lo hagan, la respuesta no debería transitar por el camino de la vendetta. Al contrario que en España, en el país de los vascos, hoy la sensatez cotiza al alza.

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