Agirre Lehendakaria Center ha hecho públicos los primeros resultados del proceso de escucha encargado por la Diputación de Bizkaia y el Gobierno de Gasteiz, con el objeto de conocer la percepción ciudadana sobre el proyecto del Guggenheim Urdaibai. Tras más de 500 entrevistas, sesiones de interpretación colectiva y un intenso mapeo de agentes, la conclusión es clara: el rechazo popular es rotundo, a pesar de que ciertos análisis mediáticos, apoyados en la propia ambigüedad metodológica del estudio, hayan tratado de diluir esta incontestable realidad.Hay varias consideraciones que no se pueden soslayar. Primero, es innegable que Busturialdea necesita un plan estratégico de desarrollo. Pero, ¿puede ser la construcción de un nuevo Guggenheim su piedra angular? No. Sin paños calientes. Algunos datos: Guggenheim SoHo, Guggenheim Las Vegas, Guggenheim Hermitage Museum y Guggenheim Berlín cerraron sus puertas tras periodos cortos de funcionamiento debido a la ausencia de interés y al déficit económico. Otros proyectos como los de Vilna o Helsinki fueron anunciados públicamente y nunca llegaron a materializarse. Pero, en realidad, el debate no es ése. Está lejos de serlo. Un hipotético escenario en el que se repitiese el éxito de público logrado en Bilbo sería precisamente el escenario del fracaso. Por un lado, el modelo de masificación ligado al impulso del turismo supondría el comienzo del fin para la Reserva de la Biosfera, que se vería afectada de forma crítica no solo por la construcción del museo y las infraestructuras asociadas, sino también por la presión humana que generaría. Y todo para potenciar un negocio de carácter extractivo: el valor paisajístico y medioambiental de Urdaibai serviría de reclamo, pero los beneficios de este sacrificio se localizarían fuera de la comarca. Muy lejos. El proceso de escucha no ha terminado. Falta saber si quienes tienen que escuchar y decidir lo harán de forma sincera, consecuente. Lo dudo. Solo el trabajo incansable de las plataformas populares y los colectivos ecologistas tiene la llave.