Arturo Puente
Arturo Puente

Arnaldo y Espejel

Las razones para votar a favor de estos jueces las ofreció Podemos en su momento y versaban sobre la necesidad de renovar el tribunal o la necesaria responsabilidad de Estado

Últimamente los políticos andan locos por adivinar cuál será su legado histórico, sea cual sea el significado de esto. El presidente Pedro Sánchez presumía esta semana de que su nombre quedaría para siempre ligado a la exhumación del dictador Francisco Franco, cosa que es una forma original de desviar la atención sobre hechos menos luminosos de su mandato.

Saber cuál es el hecho por el que a cada político le gustaría que se le recordara da mucha información sobre él, pero también ofrece una imagen muy distorsionada sobre sus hechos reales. Llevamos varias semanas hablando de jueces y violencia machista y, en ese clima, Podemos seguramente querría ser recordado por haberse enfrentado con decisión a una judicatura que ha tildado de machista y anclada en el pasado.

Pero, ¿es eso lo que mejor describirá en el futuro el paso del partido morado por el Gobierno? Más bien podría pasar justo lo contrario. Hace exactamente un año el grupo de Yolanda Díaz y Ione Belarra votó favorablemente a que los jueces Enrique Arnaldo y Concepción Espejel se incorporasen al Tribunal Constitucional, fruto de un acuerdo con el PP y el PSOE para renovar el órgano. Se mire por donde se mire esto deja bastante más huella que cualquier declaración y, quizás, incluso más que cualquier ley.

Más aún si hablamos de machismo, porque en el momento de la votación se sabía perfectamente que Arnaldo sería el ponente de la ley del aborto, atascada en el Alto Tribunal desde tiempos de Zapatero, y que es precisamente una norma que el juez conservador ha criticado. Espejel por su parte es ampliamente conocida por varios juicios, entre ellos el caso Altsasu. Las razones para votar a favor de estos jueces las ofreció Podemos en su momento y versaban sobre la necesidad de renovar el tribunal o la necesaria responsabilidad de Estado.

Esperemos que cuando empiecen a llegar decisiones de ambos en materias tan importantes como los derechos de la mujeres, Arnaldo y Espejel no se conviertan en el legado más importante, por nefasto, de una década de «políticas del cambio».

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