Arturo Puente
Arturo Puente

El verano que Vox te enseñó a odiar al mena

Había una crisis de seguridad en Barcelona. No una cualquiera; una tremenda. Todas las instituciones, la mayoría de los partidos, todos los medios hablaban del tema

Todo el mundo se puso en plan: ¡hay muchas cuchilladas! Y era verdad, había demasiadas. Tiempo después los Mossos dijeron que muchos de aquellos apuñalamientos tenían que ver con un mismo caso, con un ajuste de cuentas entre bandas. Pero aquel verano de 2019 hacía mucho calor, había muchos turistas en Barcelona y muy pocas noticias con las que llenar las horas de tedio. «En los últimos dos meses se han registrado una docena de heridos por arma blanca», gritaban las noticias en junio.

En julio todo explotó. Comenzaron a proliferar vídeos en las redes sociales. Reyertas, fakes y doscientas modalidades de atraco. Supuestos vecinos (casi ninguno lo era) supuestamente sin ideología (casi todos tenían la misma) se organizaban para «garantizar la seguridad de los barrios». Lo que hacían, sobre todo, era distribuir en las redes vídeos de delitos que alguien les pasaba.

Había una crisis de seguridad en Barcelona. No una cualquiera; una tremenda. Todas las instituciones, la mayoría de los partidos, todos los medios hablaban del tema. Si el problema real pesaba un kilo, la sobrexposición lo multiplicaba por cien y las noticias falsas lo redondeaban a la tonelada. Al principio no los nombraban directamente. Todo el mundo podía ver que los delincuentes tenían pinta de extranjeros. Chavales flacos, morenos, con gorras y zapatillas de marca, un estereotipo bien definido.

Luego ya señalaban claramente. Los menas. «No soy racista, pero la delincuencia…». MENA, acrónimo de menores extranjeros no acompañados, es decir, niños inmigrantes que están solos en un país que no conocen, pasó a convertirse en sinónimo de criminales. De nada servía que los datos sobre seguridad lo desmintieran. Que fuera falso que los delitos aumentasen por los extranjeros, ni mucho menos por menores no acompañados. Vox había ganado su primera gran batalla cultural, una victoria que ahora se cobra con el cartel de Madrid que todos hemos visto en las noticias.

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