Si yo no digo que no sea divertido. Hace pocos días Federico Jiménez Losantos comparó el Camp Nou con el estadio de Hitler en Nuremberg. Los de Abogados Cristianos siguen dándole vueltas a cómo hacer pasar por ofensa a los sentimientos religiosos una estampita de la vaca del Grand Prix. Iker Jiménez responde a la enésima falsa polémica con una enloquecida teoría de la conspiración. ¿Cómo no va a ser divertido el circo con tan buenos payasos? Lo que yo digo es que nos hemos convertido en adictos a la bilis de estos personajes. No podemos parar de mirar, como si estuviéramos ante un accidente. Hay pocas cosas más fascinantes que la rabia, las salidas cada vez más tronadas y la indigencia intelectual de la tropa que se ha agrupado en los cenáculos de la extrema derecha española. Vito Quiles haciendo preguntas absurdas sin atinar a hablar al micrófono. Pablo Motos picado porque no le van bien las audiencias. Daniel Esteve montando otra manifestación de 200 personas. Gente rezando ante las sedes del PSOE. Yo siempre a favor del humor. Y siempre a favor de responder con guasa colectiva a las provocaciones de quienes nos preferirían solos y tristes. Pero digámoslo todo: estamos tan enganchados a hacer rabiar a esta gente que ya solo queremos eso. Las izquierdas tienen la tentación de conformarse con hacer lo que despierte una reacción más desquiciada de sus contrarios y, de hecho, muchas de las iniciativas de los partidos y los grupos de la mitad progresista del Congreso se validan ya únicamente desde este prisma. El problema no es solo que el papel de la izquierda no tenga que ser sacar de quicio a no sé qué personajes televisivos. Ni siquiera que este es un campo absolutamente estéril. Inane. El principal problema de que estemos enganchados a consumir sus reacciones disparatadas es que alimentamos con nuestra atención el mercado de la banalidad que solo nos hace caso cuando hablamos de lo que le interesa. Por eso, aunque se pierdan risas, es mejor medir los actos por sí mismos y no por el improperio que generar en el rival.