Arturo Puente
Arturo Puente

Guerreros y comerciantes

El PSC es un partido comerciante, regateador. Lo imprime en todas sus decisiones, en su manera de entender el mundo y en su actuar político

El Govern catalán y varios partidos deseaban retrasar las elecciones. Pero al ya principal partido de la oposición, el PSC, le venía mal, porque su baza es el «efecto Illa», que se desinfla si pasa el tiempo. Los socialistas tenían varias armas a su alcance para forzar las elecciones en la fecha que deseaban, desde un recurso judicial a impugnarlo desde el Gobierno. Pero en los minutos de descuento se descolgaron de la oposición frontal y pusieron condiciones. Evitar el todo o nada y negociar.

A menudo interpretamos que los políticos actúan siguiendo estrategias muy complejas, pero la realidad es que muchas veces lo que manda es el instinto. El PSC es un partido comerciante, regateador. Lo imprime en todas sus decisiones, en su manera de entender el mundo y en su actuar político. Si esta misma situación se hubiese dado hace unos años, cuando Ciudadanos lideraba la oposición en Catalunya, los de Arrimadas seguro que hubieran ido a los tribunales. Guerra total, pese al desgaste. Ciudadanos no comercia, al menos en Catalunya. Es un partido guerrero.

Para entender la política, desde dentro o desde fuera, es importante saber descifrar qué partido es comerciante y cuál guerrero. Con ambos se puede tratar y de ambos se pueden prever los movimientos, pero de forma muy diferente. Algunos partidos, de hecho, pasan de una categoría a otra, pero nunca inmediatamente, sino como evoluciones complejas y, a veces, traumáticas. Los guerreros consiguen grandes victorias, son vigorosos, mueven pasiones. También sufren grandes tortazos. Los comerciantes no tienen nada de eso, pero son estables, fiables, resistentes y casi nunca pierden del todo.

Venimos de un tiempo en el que han marcado el compás los guerreros. Podemos, que dejó de serlo; Ciudadanos, que quiere dejar de serlo y no sabe cómo; Vox, que aún mantiene la espada en alto. Pero nos dirigimos con paso firme a la época de los comerciantes. La última negociación de los presupuestos generales fue palmaria. Las próximas elecciones catalanas, ya aplazadas al 30 de mayo, irán en buena medida de quién comercia mejor. 

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