Arturo Puente
Arturo Puente

Mentiras de la desregulación

Son este tipo de trampas contables las que los neoliberales siempre intentan hacer pasar por ciencia aséptica. Y esta es la mejor demostración de que no describen la realidad sino que intentan crearla.

Los neoliberales saben que no serían muy populares diciendo: «No queremos regular el mercado para proteger a los débiles porque creemos que siempre debe ganar el más fuerte». Por eso se han inventado la narrativa de que las regulaciones «no funcionan» o «son imposibles». Un discurso que ha calado durante el último medio siglo. No se pueden poner puertas al campo, ni a los avances, no lo intentes porque vas a fracasar y además será contraproducente, dicen.

Solo hay un problema. Esas afirmaciones no son ciertas y la mentira sale a la luz con frecuencia, cada vez que algún gobierno introduce regulación económica con eficacia y buenos resultados. Por eso, para mantener su discurso, deben negar lo que pasa. Esconderlo y retorcer la realidad. La ley del alquiler en Catalunya ha sido un ejemplo perfecto.

El precio del alquiler ha estado regulado en Catalunya entre setiembre de 2020 y marzo de 2022, hasta que el Constitucional lo anuló. Durante ese tiempo en vigor, nunca disminuyó la oferta de alquiler residencial ni hubo aumento de precios. La realidad es que los bajó. Pero los neoliberales decían que no podía evaluarse la medida porque la pandemia distorsionaba la foto. Ahora, el regreso del turismo y el primer verano pospandémico ha hundido la oferta residencial (que se va a piso turístico), y los precios se han disparado gracias a que no había regulación. Pero ellos dicen que eso sí es imputable a la ley. Aunque no se aplique desde marzo.

Son este tipo de trampas contables las que los neoliberales siempre intentan hacer pasar por ciencia aséptica. Y esta es la mejor demostración de que no describen la realidad sino que intentan crearla. Hoy la principal batalla de las ideas desde cualquier visión de izquierdas es señalar que sí se puede regular el mercado y que, de hecho, hay muchos ejemplos de intervenciones eficaces y positivas. Ante un futuro en el que la desigualdad nos atenaza, combatir los dogmas de la desregulación es el primer paso para exigir que tanto lo bueno como lo malo se distribuya de forma justa.

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