Aunque a algunos les encanta adoptar la pose de que nada de lo que pase les puede sorprender, lo cierto es que nada de lo que ha ocurrido en las últimas semanas se podía esperar. Al menos, no tan pronto, tan rápido ni con tanta profundidad. La administración Trump se ha alineado con la narrativa y los intereses de Moscú, en un movimiento que ha descolocado a casi todos, especialmente a Ucrania, que contaba con el respaldo de la OTAN, pero también a otros aliados históricos.La postura adoptada por Trump, es decir, por Estados Unidos, deja en papel mojado la OTAN y los acuerdos de defensa mutua. Lo que significa que acaba con 80 años de estrategia exterior europea, basada en pagar en otra especie el escudo militar que Washington, teóricamente, proporcionaba. En el terreno de la política interna europea, todo han sido carreras para no quedar descolgados ante la nueva realidad. La mayoría de los líderes políticos y de opinión han llegado a una especie de consenso sobre la necesidad inexcusable de una autonomía europea. Es curioso, porque pocos de los que ahora fingen que nada les sorprende estaban, hasta la fecha, demasiado comprometidos con la idea de una Europa sola ante el mundo. No lo estaban quienes han sido poco menos que altavoces de Putin bajo una idea antiimperialista muy mal digerida o, al menos, que cerraba los ojos ante el verdadero papel que ejerce hoy Rusia. Pero tienen la misma credibilidad, y bastante más poder en Europa, quienes hasta ayer eran atlantistas exacerbados que veían veleidades prorrusas en cualquier crítica al papel de EEUU o la OTAN y que ahora se han cambiado de chaqueta. Que la autonomía estratégica parezca ser la única salida razonable para Europa es importante, pero no es un argumento irrefutable para abrazarla sin más. Es obvio que entramos en un orden mundial en el que Europa dependerá más de sí misma. Pero, ¿cómo y de quién queremos defendernos, a quién queremos de aliado, a quién neutral? Este es el debate que Europa debe encarar con urgencia. ¿De qué autonomía estratégica europea hablamos?