Es posible que nunca hayan escuchado hablar de la empresa GameStop. Yo tampoco lo había hecho hasta esta semana, cuando se ha convertido en la empresa cotizada cuyas acciones más suben. Por si aún no han leído nada, un breve resumen. Una comunidad de internautas está echando un pulso a unas sociedades de inversores (hedge funds), comprando las acciones de esa empresa al borde de la quiebra. Los especuladores apostaban por qué se hundiría, pero el empeño coordinado de los bromistas ha hecho que las acciones suban de precio.La batalla no ha acabado y nadie sabe a ciencia cierta cuál será el desenlace. Lo seguro es que alguien va a palmar mucha pasta. La pregunta es si será mucho dinero de unos pocos, o un poco de dinero mucha gente. Por el momento, los inversores están perdiendo millones de dólares por la broma, algunos analistas calculan que hasta veinte billones. Una comunidad de internautas ha puesto patas arriba Wall Street y nada parece poder evitar que lo vuelvan a hacer.El tema de GameStop no deja de ser una astracanada que se ha salido de madre. Hay quien quiere ver un tema revolucionario, los desheredados de la tierra contra las grandes corporaciones. Algo de eso hay, pero está gente no es Robin Hood. Otros reducen el fenómeno a un grupo de adolescentes descebrados. No puede decirse que no sea verdad en parte, pero hay mucho más. Lo cierto es que, más allá de las fobias de cada cual, no deja de ser una derivada más de la cultura de internet y el tipo de coordinación y libertad que esta permite.En realidad la razón por la que debería interesarnos este asunto a largo plazo es por la forma en la que desnuda el mundo financiero y de la especulación en bolsa. La dichosa tienda vale prácticamente lo mismo hoy que hace un año y que dentro de dos meses, y sin embargo hace ganar o perder billones. Es una economía que no tienen nada que ver con la realidad. Un monopoly de ficción a la que unos cuantos se han dedicado a jugar en solitario y a la que ahora, de pronto, quieren jugar también los bárbaros. Pues o todos o ninguno.