César Manzanos
César Manzanos

Capitalistas de sí mismas

A las personas, como unidad de medida del neoliberalismo que destierra otras formas de identificación colectiva como las comunidades o los pueblos, nos han convertido en empresarias de nosotras mismas. Han pasado a definirnos como inversoras dedicadas a combatir el incesante «riesgo de exclusión». Lo que somos se ha desvanecido en lo que tenemos y el tener pasa a ser pura apariencia para existir. Permanecemos de prestado y nuestro patrimonio económico, formativo, relacional y afectivo se devalúa si no empleamos el tiempo en asegurarlo. Tratamos de adquirir y mantener un capital material y simbólico que garantice que no vamos a ser desposeídas del sustento, de la salud, de nuestras relaciones socioafectivas.

Esta amenaza constante de exclusión es un mecanismo de sometimiento que genera malestar y sirve para desplegar toda una serie de industrias del control médico, psiquiátrico, asistencial y terapéutico muy rentables. Sirve para mercantilizar las consecuencias psicopatológicas del estrés, la desazón, el aislamiento, la permanente competitividad requerida y un sinfín de emociones y estados de ánimo anquilosados que se desprenden de la sensación de vulnerabilidad en la que han instalado la normalidad. Una normalidad cimentada en la idea de que, si no hacemos algo, lo perderemos todo. Nos convierte en eternos indigentes de algo: dinero, tiempo libre, afecto o redes de amistades, familiares y sociales sólidas.

La instauración de una política antisocial va más allá de la omnipotencia del mercado. Es una forma de gobierno. Busca la deslocalización corporal de nuestros vínculos mediante la dominación de lo virtual que elimina la intermediación. Hace sentirse a cada sujeto atomizado un ser precario y vulnerable para quien sus relaciones consigo y con el resto siempre están en entredicho y en riesgo de desaparición. Se nos exige mostrarnos como atrayentes, transmutarnos en seres performativos. Romper con ello es, como dice la canción, atreverse, salir de ese armario, destaparnos, que nadie va a retratarnos.

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