El consejero de Seguridad del Gobierno Vasco plantea que «quienes cometen delitos de forma continuada pueden suponer un cierto riesgo para la sociedad» y que deberían estar en «prisión condicional». Lo que no debe saber es que la prisión es el principal factor de reincidencia de quienes son encarcelados. Agrava las condiciones que llevan a cometer nuevos delitos, por lo que a lo mejor tendría que poner en cuestión la existencia de la cárcel en lugar de legitimarla. La cárcel no es una institución que sirva para la prevención y rehabilitación de conductas delictivas, sino muy al contrario, es un factor que las reproduce.La mayoría de las personas encarceladas padecen enfermedades mentales y/o patologías duales. Han sido penalizadas por delitos contra la salud pública relacionados con el consumo, distribución y delitos menores contra la propiedad vinculados a su drogodependencia. Son a quienes habitualmente persigue su policía y encarcela el sistema de justicia criminal. La cárcel ha sido abolida para la gran mayoría de infractores de las leyes penales que no son perseguidos, penalizados ni encarcelados, y el sistema punitivo se centra sobre todo en criminalizar a la población pobre y a la juventud marginada. Urge sacar a todas las personas que tienen enfermedad mental y/o patologías duales de prisión con programas sociosanitarios. La mayoría de las personas encarceladas necesitan un tratamiento especializado o una hospitalización. La represión, el castigo y la «justicia vengativa» no sirven para la prevención y lucha contra el delito, y las propuestas propagandísticas del consejero de «seguridad» solo contribuyen a incrementar la inseguridad ciudadana. Además, hablar de prisión condicional es, cuando menos, de ignorantes. Es ir en contra del derecho penal vigente, que en ningún caso contempla la indeterminación de la pena condicionada a no volver a perpetrar un nuevo delito. Estas aseveraciones responden a un populismo punitivo intolerable y autoritario que no es propio de ningún demócrata.