César Manzanos
César Manzanos

SOS cárceles vascas

Cuestiones como el suicidio de jóvenes en prisión, por desgracia tan habituales, no son sino la aplicación extrajudicial de la pena de muerte.

En dos días, dos personas y casi una tercera mueren por motivos no naturales en las cárceles vascas. ¿Qué ocurre, qué hay tras estas muertes y quiénes son los responsables? Los partidos mayoritarios en el Parlamento vasco aprobaron la transferencia de las cárceles. Y se ha producido lo previsible: se reproduce el mismo modelo de control policial, penal y carcelario del Estado, que criminaliza la pobreza, la migración y a la juventud marginada. La transferencia penitenciaria beneficia sobre todo a la burguesía vasca que ostenta la hegemonía política, lucrándose con el negocio de encarcelar, instaurando una reacción selectiva frente al delito tolerante con los delitos de los poderosos y evitando desarrollar una política criminal destinada a perseguir y sancionar a los delincuentes de cuello blanco.

Este ensañamiento con la juventud, con la pobreza y la migración, características sociológicas de quienes «aparecen muertos» en las cárceles son el resultado de dos cuestiones. Por una cultura jurídica basada en la fe en el castigo y la venganza, protagonizada por la judicatura y por quienes han liderado el proceso de transferencias. Por una política de abandono y de «funcionamiento oscuro» por decirlo con suavidad, que convierte las prisiones en una bomba de relojería donde las drogodependencias, los ajustes de cuentas, la desidia y la desesperación, reinan en una población encarcelada que lo que necesita es atención sociosanitaria para al menos paliar los efectos de las enfermedades físicas y psicológicas que el encierro agudiza y cronifica.

Cuestiones como el suicidio de jóvenes en prisión, por desgracia tan habituales, no son sino la aplicación extrajudicial de la pena de muerte. Garantizar el derecho a la vida en las cárceles es responsabilidad exclusiva de la administración. Si en lugar de vender papel mojado hablando de un «nuevo modelo vasco de ejecución penal» inexistente, hubieran escuchado a quienes acompañamos, denunciamos y proponemos alternativas al encarcelamiento, posiblemente hoy estarían vivos.

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