Alberto Pradilla
Alberto Pradilla

El escaño de Uxue Barkos espera a Bakartxo Ruiz

Uxue Barkos puso una histórica pica en Flandes en 2004. Como cabeza de lista de Nafarroa Bai se convirtió en la primera diputada navarra y abertzale, rompió el tradicional coto privado de caza de UPN y PSN y permitió visualizar ese herrialde plural que el régimen quería mantener enclaustrado. Doce años después, Uxue Barkos es la presidenta de Nafarroa. Ahí es nada. Quién lo iba a decir entonces. Sin embargo, en estas elecciones se da la paradoja de que, mientras que el cambio político en las instituciones navarras es ya un hecho, el «establishment» puede hacerse con la mayoría de enviados a Madrid. Es el quinto escaño, el que ocupó Barkos desde 2004, el que está en juego. Nadie mejor que Bakartxo Ruiz para tomarle el relevo. La disyuntiva está entre una mujer euskaldun, progresista y que forma parte del bloque del cambio o Jesús Mari Fernández, candidato del PSN y representante de ese partido que siempre antepuso los intereses de Ferraz a los de la ciudadanía navarra.

No hay otra. Las cartas están sobre la mesa. UPN tiene garantizados sus dos escaños y Podemos otros dos. Ninguno de ellos tiene margen para alcanzar el tercero. La pelea está en el quinto. Como en 2004, cuando Barkos quebró el tradicional reparto entre las élites. Como en 2011, cuando el frontón Labrit, donde Amaiur seguía el recuento, estalló en aplausos al comprobar que la actual presidenta repetiría y acompañaría a Sabino Cuadra como representante de la Nafarroa real. La batalla de las Termópilas se juega entre el cambio el régimen. Es Bakartxo o los del «agostazo», la CAN, la persecución al euskara, los pelotazos y el empobrecimiento.

Siendo honestos, la gesta está difícil. Hace seis meses, a EH Bildu le faltaron 4.500 votos para alcanzar el escaño. Es lógico que los votantes progresistas, abertzales y que apuestan por el cambio hayan tenido momentos de pesambre. No obstante, la épica forma parte de la mejor tradición de Nafarroa. Conseguir lo que parecía imposible hace no tanto y celebrarlo el 6 de julio con la satisfacción del deber cumplido. Ahí está Barkos en el Gobierno de Nafarroa, Joseba Asiron en la alcaldía de Iruñea y Osasuna que vuelve a primera. En los últimos días, además, crece la sensación de que, con un último empujón, el heróico escaño lo tocamos con la punta de los dedos. Lo reconocen algunas encuestas, como la de «El Mundo» o de «OkDiario». Falta un último e inmenso esfuerzo, la generosidad con la que se ha construido el cambio plural en Nafarroa y el capote de San Fermín, a quien le gustan las causas perdidas.

El quinto escaño, el que Uxue Barkos ocupó durante una década, espera ahora a Bakartxo Ruiz.

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