Alberto Pradilla
Alberto Pradilla

San Fernando y Toledo, entre banquillos

Buena parte, aunque no toda, de la tribu periodística que sigue los asuntos de los togados abandonó ayer San Fernando de Henares para desplazarse hasta Toledo. Y eso es sintomático. Cambiaron el juicio político a Batasuna por un proceso entre políticos, en el que la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, trataba de contrarrestar las evidencias de corrupción desveladas por Luis Bárcenas, que dejó claro que esas manitas que se han de comer la tierra fueron las que entregaron cuantiosos sobres a cambio de conchabeos con empresarios. De este modo, la atención mediática dejó atrás la persecución de ideas, que tantas portadas llenó en otro tiempo, para sustituirla por esa corrupción sistémica que carcome el Estado y que se certificó durante décadas en hojas de cuentas redactadas a mano. Mientras «Luis el cabrón» volvía a dejar en evidencia a sus excolegas, las preguntas formuladas desde Fiscalía y acusaciones populares en la Audiencia Nacional dejaban claro qué es lo que ha sentado en el banquillo a 36 militantes abertzales: su actividad pública. La misma que se desarrolla, ahora mismo, en decenas de instituciones en Euskal Herria. Menuda esquizofrenia para los jueces españoles. Dedicados a Torquemada de vascos cuando deberían de barrer su casa.

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