Koldo Campos
Koldo Campos
Memoria que respira y pan que se comparte

"¡Abrid las ventanas que la negra huele mal!"

Cronopiando
Koldo Campos Sagaseta


(Escrito en el 2014- De mi carpeta La Justicia y las mujeres)

Son tan desagradecidos los emigrantes a los que se ha hecho el favor de acoger en el Estado español, que ni siquiera se preocupan de imitar los clásicos e higiénicos modales de quienes los reciben, por cierto, con los brazos abiertos, y andan por ahí, despendolados, de cualquier manera, sin cepillarse los dientes ni aliviarse los sobacos, contaminando con sus pestilencias naturales los más insignes espacios del país. En su lamentable ingratitud han llegado, incluso, a exponer a sus fétidos efluvios los propios tribunales de justicia, los más inmaculados espacios del reino español cuya fragancia, la misma que se exhala desde el fondo de las togas, es fama no conoce ni se ha visto nunca envuelta en asuntos malolientes. 
En un juzgado de Logroño, el fiscal Eduardo Peña, poco antes de que entrara en la sala una nigeriana que iba a ser juzgada por un caso de violencia familiar, tuvo a bien hacer una solicitud: “¡Abrid las ventanas, que la negra huele mal!”
No obstante la prudencia del pedido, dada la pestilencia del contexto, no sólo no se le ha agradecido al fiscal Peña la adopción de tan sensatas medidas preventivas que evitaran en la augusta sala vómitos o desmayos, sino que ha sido sancionado por el fiscal superior de la región, Juan Calparsoro, con una… amonestación. Sé que algunos pensarán que se trata de una falta leve que no requiere sanción, y que podía haberle ido peor de no coincidir con su pituitaria los criterios de su superior, pero es lamentable que en lugar de galardonar en público reconocimiento la iniciativa del fiscal, se le haya sometido a la indignidad de una amonestación.
La mujer había pasado dos días encerrada en un calabozo de la policía sin que se le permitiera asearse y tal circunstancia había sido revelada al fiscal por un funcionario del juzgado. Enterado del hecho el diligente fiscal Peña, así fuera un pretexto de la negra o fuera cierto, como representante de la justicia, lo único que le competía hacer era pedir que se abrieran las ventanas “que la negra huele mal”. Y así se hizo.
Ahora sólo falta que la ciudadanía, animada por el ejemplo de tan pulcros e higiénicos representantes, exija que en todas las audiencias y tribunales, además de las ventanas, también se abran las puertas, que la justicia huele mal. Es más, apesta.
(Euskal presoak-euskal herrira/Llibertat presos politics/Altsasukoak aske)

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