Koldo Campos
Koldo Campos
Memoria que respira y pan que se comparte

Semana Santa

 

 

Los usureros al frente de bancos y financieras, en Semana Santa, no perdonan nuestras deudas así como nosotros tampoco perdonamos a nuestros deudores pero, virtuosos que son y agradecidos, se encomiendan a Dios por permitirles multiplicar impunemente sus panes y sus peces.

Los políticos, acostumbrados a tomar el nombre del pueblo en vano y a no dejar ileso ningún mandamiento, en Semana Santa, sin embargo, oran para no volver a caer en la tentación… hasta que caigan si no están aforados y, Dios mediante, puedan resucitar al tercer grado.

Los empresarios y demás gentiles mercaderes, en Semana Santa, después de despedir obreros, tramitar expedientes y abaratar soldadas, cubren sus vergüenzas con negros capirotes y en devota cofradía desmienten una por una sus siete palabras.

Los jueces, versados en el Sanedrín de sus audiencias en postrar ante la cruz a vergüenzas sin cargos y en poner en la calle a cargos sin vergüenza, en Semana Santa se lavan las manos y suscriben lo que firme el anillo que besan y disponga el poder que veneran.

Los torturadores, por misericordiosos, antes de incorporarse el Viernes Santo al habitual calvario en que trajinan ora la bolsa ora la picana, piadosos se persignan y flagelan también al cirineo por ser parte del entorno.

Los hipócritas, en Semana Santa, penan encapuchados las velas en las que arden sus arrepentimientos mientras se dan golpes en el pecho invocando el nombre de Dios en el temor de que los oiga.

Y Dios, cansado de tanta indescriptible emoción contenida, de ese fervor popular que levanta los pasos bajo cuyos faldones corre el aguardiente tanto como la cera por las calles; harto de tanta mojiganga y cofradía, de tanto capirote y penitente, de tanta hipocresía, de tanto nazareno, de tanta vela en tanto entierro ajeno, en Semana Santa también se marcha a la playa así sea por no tener que coincidir con tanta procesión de fariseos.

(Presos politikoak aske)

 

Bilatu