Koldo Campos
Koldo Campos
Memoria que respira y pan que se comparte

Son de mujer

Faltan leyes, queda corregirlas, pero falta, sobre todo, aire, mucho aire debajo de las togas.

Entre tantos casos de sentencias que esparcen la hediondez en que despacha la Justicia española, enferma de nostalgia y conservadora hasta para reproducirse y perpetuarse (hablando en general y siendo generoso), se cumplen, precisamente, cuatro años de que la Audiencia Provincial de Valencia se ganara un día los titulares de los grandes medios por haber considerado como atenuante en la violación de una mujer el hecho de que la víctima hubiera ido cuando niña a clases de teatro en la escuela.

En otro caso, un juzgado de Granada absolvía a un acusado de insultar y agredir a su esposa por la «excesiva parquedad, escasa pasión y grado de convicción» que había mostrado ella en su denuncia. Días más tarde de que fuera absuelto, su esposa era asesinada a golpes de azada y su marido otra vez detenido y a la espera de juicio, ya no por amenazas contra una mujer parca y poco apasionada y convincente, sino por el asesinato de un elocuente cadáver. Tal vez de niña, aquella mujer no había hecho teatro.

Son dos, entre tantos casos, que ya eran habituales en los juzgados antes de la ley «sí es sí». Faltan leyes, queda corregirlas, pero falta, sobre todo, aire, mucho aire debajo de las togas.

Los ojos de la justicia que cubre la venda son de mujer.

(Preso politikoak aske)

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