¿De dónde sacan tanta mala baba que regurgitan a diestra y siniestra? Sobre todo a siniestra; como si desde la infancia hubieran sido forzados a cargar un pesado saco de bilis negra que se rezuma sin solución de continuidad. El insulto, la bronca y la repetición de la mentira a modo de metodología pseudoargumentativa. Su líder Núñez, el increíble hombre menguante, como acertadamente lo definiera Raimundo Fitero, emite la consigna y acto seguido, el pelotón de cotorras parlantes entona a coro el rosario.Incapaces de administrar lo público si no es en beneficio de los suyos, proyectan su fracaso responsabilizando a otros. Su inoperatividad en las inundaciones de la dana fue culpa de Perro Sánchez; los ancianos madrileños dejados a su suerte durante la pandemia, y consiguientemente fallecidos, fue responsabilidad de Pablo Iglesias; ahora los incendios en las comunidades gobernadas por PP/Vox son resultado de la directora de Protección Civil, una agitadora pirómana. Y así todo el rato. Porque si no gobierna la extrema derecha, el gobierno, aun social-liberal y timorato, es siempre ilegítimo. Al fin y al cabo son Dios o la Propiedad quienes otorgan legitimidad.¿Existe alguna responsabilidad, en este sistema de democracia formal representativa, de quien elige a tamaños falsarios, amén de ineptos, de las consecuencias de su voto? Quien eligió individuos que prometían bajar impuestos y, por ende, reducir el presupuesto dedicado a lo público (sanidad, protección civil, conservación ambiental, educación…) ¿tiene derecho a indignarse quien procuró con su voto la causa de las consecuencias?Quien votó a Netanyahu, ¿asume su parte alícuota del horror del genocidio palestino? Cuando ve a niños muertos, otros mutilados o esqueléticos por hambre, ¿piensa que este holocausto es mal menor necesario para construir el Gran Israel? ¿Qué criterio convierte al patán de Trump en amo y señor si no es el «Hacer América grande otra vez» y ser un enviado de Dios? Qué tiempos los que vivimos, que hay que defender lo obvio. Brecht dixit.