Y los misiles resultaron no ser rusos de Rusia sino rusos de Ucrania. Los polacos finados no han sido asesinados por la cruel mano del más cruel de los crueles enemigos de la Democracia, Vladímir Putin; sino por fuego amigo del más amigo de los amigos de la Democracia, Volodímir Zelenski. Aunque el actor televisivo devenido en presidente sigue culpando a Moscú.
 
Los familiares y amigos de los polacos muertos desgarrados por el dolor de la pérdida ahora respiran tranquilos y dan gracias a Nuestra Señora de Częstochowa (la que les liberó del comunismo) porque han sido muertos por armas amigas y, aunque eso les reste heroicidad y ser considerados como mártires, a buen seguro que estarán en los cielos con San Juan Pablo II.

Los comentaristas y tertulianos de los diferentes a la par que iguales medios españoles exigiendo, de manera rotunda, una justa venganza a la OTAN, ahora rotundamente enmudecidos. Hasta la próxima, da igual, en España la mentira como la ignorancia no pasan factura. El mismo silencio guardado durante nueve meses de encarcelamiento sin cargos, en la democrática Polonia, de su compañero de profesión Pablo González.

Hoy es 20N. Una fecha para muchos recuerdos. El 20 de noviembre de 1917 Ucrania, gracias a la Revolución Rusa, se convirtió en República. En 1936 Buenaventura Durruti muere defendiendo Madrid de los fascistas y el líder de éstos, José Antonio, hijo del Dictador Primo de Rivera es fusilado por conspiración y rebelión militar. En 1975 muere, en la cama junto al brazo de Santa Teresa y cubierto con el manto de la Virgen del Pilar, Francisco Franco. En 1984 el Estado asesina al diputado Santi Brouard y cinco años después, en el 89, al parlamentario Josu Muguruza.

Este 20N de 2020, gracias a lo que llaman deporte del fútbol, asistiremos en directo al Blanqueamiento Mundial de unos criminales dueños y señores de un territorio con  mucho gas y mucho petróleo; amigos del Mundo Libre o de EEUU, que viene a ser lo mismo. Oé, oé, oé….