Hay sucesos que causan el asombro de los humanos y de ahí nace la filosofía, dice Aristóteles. Ese asombro como paso necesario para el pensamiento que cuestiona la realidad, así como nuestra existencia y la de todo cuanto nos rodea. Se trata de pensar qué es lo que acontece y, sobre todo, el porqué acontece. Cuáles son sus causas. Si es cuestión de azar o de necesidad. Eso, o la creencia en lo sobrenatural. Puesto que, frente a esa situación de asombro, resulta más cómodo y menos doloroso seguir pasmado sin poner a prueba las cotidianas certezas que dan sensación de seguridad. Son los alelados, y son legión, aquellos que niegan la premisa aristotélica de que todos los humanos por naturaleza desean saber. Ellos no, ellos son idiotas con avaricia. ¿Cómo si no explicar la puesta en escena a lo Perry Mason del senador por Cuenca Alejo Joaquín Miranda de Larra en la Comisión? «Sr. Sánchez ¿conocía usted a Víctor Aldama?». «En absoluto». «¿Cuándo se conocieron?». «Si le he dicho que en absoluto». «Hommbreee... ¿Cuándo se vieron por primera vez? ¿le conoce o no le conoce?». «Pero si le estoy diciendo que no, que yo no conozco ni he tenido ninguna reunión con el señor Aldama»; parte del hábil interrogatorio de inquisidor de mesilla y antiguo compañero de la orate de Madrid, la de ojos de asombro y mirada perdida en el que el PP había puesto sus esperanzas. ¿Podemos vislumbrar siquiera una brizna de deseo de conocimiento en quien apoya con su voto a individuos semejantes? ¿En qué piensa la mitad del 41% de argentinos que ha votado a Milei en situación de pobreza?Dos siglos y medio del Sapere Aude (Atrévete a Saber) de la Ilustración y constatamos que grandes contingentes de seres humanos prefieren la minoría de edad frente al desilusionante y agotador pensamiento crítico. ¿Para qué pensar si podemos ser pensados por el algoritmo del amo o del Señor? La forma más profunda de alienación es aquella que se acompaña de la pérdida de la conciencia de la propia alienación. Eso y la necesidad de alguien inferior es preludio de fascismo.