Hace dos años el CIS difundió que el 38% de policías y guardias civiles votaban a Vox y otro 21% al PP. Hoy no, hoy según la nueva encuesta, dentro de la profesión «militares y cuerpos policiales»: el 33% se decantan por Vox, mientras que un 14% lo hace por Se Acabó La Fiesta; por el PP un 30%; un 8% votan a fuerzas regionalistas/nacionalistas; el 6% al PSOE y apenas el 1% a Sumar y opciones independentistas. Un 7% manifiesta que lo hace en blanco o nulo.De lo todo cual, podemos deducir que el 85% de 383.800 miembros que componen los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, es decir, los que detentan el uso del monopolio estatal de la violencia, votan a la derecha en su conjunto y que la mitad del total lo hace por la extrema derecha. En lo sindical, el 58% de los votos al Consejo de la Policía los recibe Jusapol. El SUP firma con Desokupa un acuerdo de «formación en defensa personal» para 30.000 policías. En Alemania, bajo un gobierno de derechas, la sospecha de connivencia ideológica entre funcionarios y ultraderecha ha provocado la apertura de una investigación sobre 407 policías por posibles vínculos. En España no es el caso. Fruto del espíritu de la Transición, antiguos miembros de la Brigada Político-Social dirigieron la mayoría de las Jefaturas Superiores de la Policía (en 1982 nueve de las trece existentes). Torturadores han sido indultados y ascendidos. Se han mantenido durante cuatro décadas de «democracia plena» las condecoraciones pensionadas a 115 agentes franquistas ocultando, con la connivencia del PSOE, la identidad y los motivos por los que fueron condecorados. Los que ríen y comparten ideología, usos y costumbres con Abascal, Alvise, Ayuso, Trump, Milei, Orban, Meloni y resto de la recua que constituye la nueva internacional fascista son quienes deben proteger nuestros derechos y libertades. Afortunadamente, como contrapeso de la balanza, tenemos a los jueces de la Audiencia Nacional, del Supremo y del Constitucional, cuya práctica totalidad abraza la causa bolchevique.