Fede de los Rios
Fede de los Rios

«¿Demoqué?»

Televisiones, radios y periódicos aplauden el espionaje. Los jueces, al servicio del Estado. En el Parlamento ridiculizan al torturado. Y el de Iberduero, entre risas, nos llama tontos

De la autora de la frase: “Tengo derecho a un comentario frívolo. En España tenemos un Rey guapísimo y un presidente del Gobierno más guapo todavía” llega “España es una democracia plena”, no manifiestamente mejorable o ligeramente perfectible, no, “democracia plena” ahí es nada con la magistrada Margarita Robles. Por eso en plena democracia de una “democracia plena”, el Estado de un país en cuya cúspide del orden constitucional se encuentra un individuo elegido al albur o capricho del más veloz espermatozoide de la eyaculación borbónica del momento y de un óvulo receptivo de acento griego, debe vigilar a los súbditos, o ciudadanos como gustan llamarnos los demócratas que piensan y actúan en nuestro nombre. De la autora de la frase: «Tengo derecho a un comentario frívolo. En España tenemos un Rey guapísimo y un presidente del Gobierno más guapo todavía» llega «España es una democracia plena», no manifiestamente mejorable o ligeramente perfectible, no, «democracia plena» ahí es nada con la magistrada Margarita Robles. Por eso en plena democracia de una «democracia plena», el Estado de un país en cuya cúspide del orden constitucional se encuentra un individuo elegido al albur o capricho del más veloz espermatozoide de la eyaculación borbónica del momento y de un óvulo receptivo de acento griego, debe vigilar a los súbditos, o ciudadanos como gustan llamarnos los demócratas que piensan y actúan en nuestro nombre. Nos espían por nuestro bien, como ángeles de la guarda (dulce compañía, no me dejes solo ni de noche ni de día). Por eso, ante las preguntas de los desafectos catalanes y vascos acerca del espionaje, la ministra respondió: «Me siento particularmente orgullosa de los 3.000 hombres y mujeres del CNI que han pagado, con el riesgo de sus vidas, el proteger la paz, la seguridad, con compromiso inequívoco con el Estado de derecho». ¿Sus vidas en riesgo por la utilización de un virus espía? Poco cobran para el riesgo que corren velando hasta nuestros sueños.

Los ángeles custodios y patrióticos del católico ministro Jorge Fernández convertidos, merced a la tecnología cabalística judía, en agnósticos caballos alados a lo troyano.

«Normalidad democrática» ha dicho Pedro Sánchez refiriéndose al asunto Pegasus. Cuatro presidentes de la Generalitat libremente elegidos espiados por el Estado, hace no muchos años ese mismo Estado los fusilaba. Televisiones, radios y periódicos aplauden el espionaje de la disidencia. Los jueces, como acostumbran, al servicio del Estado. En el Parlamento ridiculizan al torturado.

Y el de Iberduero, aquella empresa estatal que pasó a manos privadas, entre risas nos llama tontos. Lo dicho, en la sucesora España del «todo atado y bien atado» gracias a «la transición» reina una democracia de la hostia.

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