Fede de los Rios
Fede de los Rios

Esperpento in crescendo

Conciencia de clase llamaban a ese odio Gramsci y sus secuaces (tovarich Jon Odriozola en la memoria). Ahora odiar, además de pecado, es delito. Delito de odio le dicen

Después del luto oficial declarado en toda Andalucía por la muerte de Isabel II, con la verdinegra a media asta, obviando Gibraltar y su campo“ vergüenza nacional de los españoles de bien hasta hace dos días; una vez superada la tragedia del deceso de la Windsor y resuelta la sucesión del Orejas; al que preside, por mor a Vox, al-Ándalus, le ha vuelto la alegría y la gracia: “Venirse pacá los catalanes con parné, que aquí los ricos no pagan impuestos” y, además, van a caballo caminito del Rocío a dar gracias a la Virgen por la victoria del 39 contra la hidra marxista. Que gracia tiene el jodío, casi tanta como la orate histriónica de Madrí, otro paraíso fiscal para emprendedores. ¿Y los pobres? (los llamados económicamente débiles por los de buena cuna). Resignación si no heredaron patrimonio. ¿A quién se le ocurre nacer en familias sin posibles?  Hay mucha envidia y resentimiento en las clases subalternas hacia los llamados a dirigirles, las clases dominantes ergo dirigentes. Conciencia de clase llamaban a ese odio Gramsci y sus secuaces (tovarich Jon Odriozola en la memoria). Más vale que ahora odiar, además de pecado, es delito. Delito de odio le dicen.

Del “a por ellos” coreado en las puertas de cuarteles de la Guardia Civil y Policía Nacional de Córdoba, Huelva, Almería y Sevilla cuando marchaban a apalizar catalufos desafectos al Reino de España, hemos pasado a un amoroso “a por ellos”, pero elejidos, los más ricos. Que vengan porque “aquí está su tierra”, “en Cataluña hay impuesto de Sucesiones y Donaciones, aquí no. En Cataluña hay impuesto de Patrimonio, aquí no”, “y además aquí no nos vamos a independizar nunca” Juanma Moreno Bonilla dixit. Quieren a los empresarios, a los ricos no a los obreros, los pobres. El problema es que no hay ni puede haber empresario sin obreros, rico sin pobres ni amo sin esclavos. Y además su jefe Feijoó, otro gallego enigmático: “todos los españoles somos catalanes con independencia de donde vivamos”.

¿Lo entendéis? Yo tampoco.

En manos de canallas oligofrénicos.

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