Ha costado, pero gracias a los esfuerzos mediáticos de los creadores de opinión, los españoles han comprendido, según el último barómetro del organismo estatal Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que su principal problema es la inmigración. Hace un año la política y la economía eran sus principales preocupaciones, ahora es la moderna invasión por tierra, mar y aire de los bárbaros la que perturba y amenaza sus civilizadas vidas. Gracias a los cocinados resultados del CIS, el gobierno español se ve legitimado para la impermeabilización de las fronteras para con los que huyen de la miseria. No así para con las deseadas materias primas de igual nacionalidad que los aborrecidos miserables; su libre circulación como el de toda mercancía está garantizada.
Ahora de lo que se trata es que sudacas, moros y negros entiendan que para entrar en el jardín europeo, que diría Borrell, deben asumir la naturaleza de la mercancía o, lo que es lo mismo, asumir las competencias del Mercado y postularse como fuerza de trabajo a los dueños de los medios de producción, vendiendo parte de su tiempo de vida al patrón para que este lo use como considere oportuno a cambio de un salario. Lo que viene a ser la base de la civilización europea actual.
También ayudaría el que fuera de sus horas de trabajo no turbasen el normal desarrollo de lo que llamamos vida cultural con manifestaciones folclóricas y supersticiones religiosas sin fundamento.
Si vienen, que produzcan y, aun respetando sus costumbres, que se integren poco a poco en la cultura y forma de vida españolas. El arte de la tauromaquia con sus chicuelinas y verónicas, el salto de la verja del Rocío, los legionarios portando el Cristo de la buena muerte, el jamón, siempre que no sea viernes de Cuaresma, tampoco les costaría tanto comerlo; la devoción a la Virgen del Pilar con manto de guardia civil; el fútbol los domingos, martes, jueves, miércoles, viernes, sábado y algún que otro lunes a la semana; ver a Nacho Cano dando saltos en algún musical… Lo que se dice integrarse un poquito.