Fede de los Rios
Fede de los Rios

Un emérito menos

Denunciar el pecado al tiempo que nos apiadamos de los pecadores. Es piedad, no encubrimiento, y gracias a ella ningún violador de niños ha dado con sus pecadores huesos en prisión.

Se nos fue el 22. Y la mañana de su último día, se llevó a lo que, dicen, era una lumbrera en las cosas del intelecto al tiempo que avezado y clarividente teólogo en cuanto a las cosas de la fe (católica, por supuesto). La disyuntiva Razón/Fe, Mito/Logos que tantos muertos ocasionó a lo largo de la historia de la humanidad en las filas de la Razón y el Logos por parte de los del Mito y la Fe (auténtica, claro está), ha sido superada gracias a «una de las grandes figuras que ha dado la iglesia católica al mundo», un alemán llamado Joseph Aloisius Ratzinger, apodado Benedictus XVI. Un defensor de la Ciencia según los medios de comunicación españoles: «no se puede concebir la religión sin la ciencia» dicen que decía los que, al parecer, le oyeron. El primer Papa en denunciar la pederastia de la Iglesia, perdón, en, en la Iglesia. Antes incluso que las víctimas, parece ser. Es lo bonito y lo cristiano: denunciar el pecado al tiempo que nos apiadamos de los pecadores. Es piedad, no encubrimiento, y gracias a ella ningún violador de niños, si la caridad de la Iglesia para con los pederastas a podido evitarlo, ha dado con sus pecadores huesos en prisión.

El anterior prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sucesora de la Sagrada Congregación de la Romana y Universal Inquisición que tantas almas salvó del fuego eterno; les quitó la vida terrenal sí, pero a cambio les dio una vida eterna de la hostia a la derecha del Padre. Hay gente que nunca está contenta con nada y montan leyendas negras sin conocimiento alguno.

Contra la Ciencia también está el retozar con gusto tanto da si con unos, con otras o solos, la interrupción del embarazo, la igualdad social y de género, no santificar las fiestas del Señor, impedir que se imparta la doctrina católica en las aulas a costa del Estado y un larguísimo etcétera de leyes científicas desgranadas en el Catecismo.

Dice Isabel Díaz Ayuso, otra científica, que «en 2023 veremos cosas que nos helarán la sangre». No tengo la menor duda. Froilán ya está con el abuelo.

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