Floren Aoiz
Floren Aoiz
Idazlea, Iratzar Fundazioaren zuzendaria

Maya y el ministerio de la provocación

Arrimar leña seca a cualquier punto caliente rogando a sus santos protectores que alguna chispa prenda y se pueda desatar la ira contra alguien

No lejos de la Calle Curia, convertida poco menos que en centro del universo mediático a cuenta de la procesión del pasado 7 de julio, está la Pasarela del Labrit, escenario de una de las chapuzas más infames de la derecha pamplonesa en los últimos tiempos. Esta obra, mal hecha y peor rehecha, nos ha costado ya un pastizal que no deja de crecer, diríase que a la medida de la ineptitud y la falta de escrúpulos del alcalde Maya. Ese y otros estropicios han hecho de este personaje un ejemplo de incapacidad para el gobierno municipal y, por si esto fuera poco, los ha adornado con tanta arrogancia que terminó por enfadar a un PSN que por salvarlo se paseó por los bordes del precipicio. Ni la apelación a la lealtad de régimen ha servido para tapar tanta inutilidad y altanería y solito se encuentra Maya a menos de un año de las elecciones.

Así que, como es costumbre entre la caciquería local, a falta de programa, sin norte, sin capacidad para construir alianzas y sin nada que proponer, toda la estrategia de Navarra Suma en Iruñea se basa en provocar, esperando que alguien pique. Arrimar leña seca a cualquier punto caliente rogando a sus santos protectores que alguna chispa prenda y se pueda desatar la ira contra alguien. Lo que sea para desviar la atención del fracaso de la «vuelta de las personas normales» al Ayuntamiento. Si existiera un ministerio de la provocación Maya sería un magnífico candidato, siempre que a la vez no se rifara la cartera de ineptitud, claro. En ese caso, sería una disputa muy reñida, ¡consigo mismo!

Visto lo visto y teniendo en cuenta el previsible futuro cercano, igual es mejor ensayar contención ante las provocaciones. Es verdad que cuando nadie cae en la provocación, echan mano de la pura invención, pero lo que está en juego requiere mucha templanza, cada vez más. Porque no parece muy inteligente caer en la trampa, ¿no?

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