Gloria Rekarte
Gloria Rekarte

No molestar

Ven, oyen, saben, pero callan. Ante todo, no molestar. Así, es difícil que, en el Estado español, la extrema derecha no se sienta acogida y protegida. Es difícil que desperdicien tanta indulgencia

«Zorras separatistas os vamos a violar 18J viva España». La declaración de principios de la extrema derecha, en una pintada. Y fíjense lo que son las cosas, que, con la que se ha liado en otras ocasiones por una pintada, en esta ocasión no se ha liado nada. Ni los medios han ilustrado y vociferado, ni los políticos han señalado y acusado. Nada.

Pero qué vamos a pedir de una pintada si, testimonios de torturas que merecían ocupar las primeras planas de los medios de comunicación, solo encontraron el silencio que, en la mayoría de ellos, siempre ha encontrado la tortura. Silencio. Una vez más, silencio. Atención y preocupación por la democracia por supuesto que sí: no hay más que ver a Pedro Sánchez, tan sordo ante los testimonios de las torturas en el Estado español, exigir al gobierno de Cuba respeto a los derechos humanos.

La zorra separatista que suscribe esta columna no tiene muy claro si lo que hay detrás es miedo o afinidad, pero no deja de admirarse por el esmero que políticos y medios, aparentemente, supuestamente, democráticos, ponen en no incomodar a la extrema derecha. Tampoco sabría decir si más los primeros que los segundos o viceversa pero, en todo caso, hacen una excelente labor de equipo.

La Audiencia de Madrid ha fallado que el racismo, tan claramente manifestado por Vox en el cartel de los menores inmigrantes, es «legítima lucha ideológica». Los medios han guardado, en su mayoría, las distancias. Las fuerzas políticas, también. Ven, oyen, saben, pero callan. Ante todo, no molestar. Así, es difícil que, en el Estado español, la extrema derecha no se sienta acogida y protegida. Es difícil que desperdicien tanta indulgencia.

Se crecen los fachas, los muy fachas y los extremadamente fachas y crecen las expresiones más genuinamente fascistas: la homofobia, el machismo, el racismo, la brutalidad. Pero no hay reacciones a la altura de las agresiones. Terminaremos acostumbrándonos, aceptando que el fascismo es un mal crónico con el que tenemos que convivir. ¿No es muy grave eso?

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