Que ayer París se viera obligada a movilizar a más de 130.000 agentes de policía y del ejército para mantener la seguridad en la jornada festiva más importante del Estado, ese 14 de julio que envuelven en pirotecnia, desfiles militares y estelas supersónicas tricolor, es revelador de la salud de esta Quinta República que acaba de sacudirse de encima, momentáneamente, el fantasma del colaboracionista Pétain. Porque aunque la patriótica extrema derecha no haya asaltado el Parlamento, las razones que casi lo han hecho posible siguen ahí a pesar de que algunos desvíen la mirada hacia la izquierda y al aumento impositivo a los más ricos, una medida sobre la que alerta con preocupación el más que chovinista “Le Figaro”, que ante semejante panorama justifica que “sumas enormes” de dinero estén saliendo de Francia para “buscar refugio” en el extranjero, que como todo el mundo sabe es aquel lugar de la patria donde, además de ese elemento intrínseco de la misma que por aquí decimos herrimina, se esconde ahora el apátrida capital en este caso al grito de vive la France! Pero no todo el dinero huye: aún queda como para gastar en cosas verdaderamente importantes como esa clásica parada militar de ayer que viene a recordarnos que, al fin y al cabo, estas grandes patrias de comité olímpico y selección oficial se construyen, se amparan y se defienden con la fuerza de las armas.