Roberto Balzaretti es blanco, suizo y embajador en Francia del país helvético. Esta pasada semana, en un particular periplo en bicicleta sin maillot amarillo, hizo un alto en Baiona, donde fue recibido por el alcalde y presidente de Euskal Hirigune Elkargoa, Jean-René Etchegaray, quien le habló maravillas de este rincón de Europa que ni es alpino ni falta que le hace. Vista la vis deportiva del embajador, seguramente no cruzó la muga para comprar alcohol y tabaco, cual turista habitual, pero de haberlo hecho, a su regreso ni la Gendarmería ni la Policía francesa le habrían reclamado el pasaporte. Denis Mukwege es negro, congoleño y premio Nobel de la Paz por su lucha contra la mutilación genital femenina. Esta pasada semana acudió a Baiona y fue recibido por el alcalde y presidente de Euskal Hirigune Elkargoa, Jean-René Etchegaray, para ser nombrado ciudadano de honor. De haber cruzado la muga para hacerse con litros de güisqui y cartones de rubios, a su regreso la Gendarmería o la Policía francesa le habrían reclamado el pasaporte, lo hubieran retenido largamente y hasta es posible que le hubieran denegado el paso simplemente por el color de su piel. Porque quienes lo tengan del tono del chocolate suizo, en este rincón maravilloso de la Europa democrática y social, ven cercenados todos sus derechos. En ocasiones, ven mutiladas incluso hasta sus vidas.