Iñaki Lekuona
Iñaki Lekuona
Irakaslea

Pena

En esta precampaña estamos asistiendo a una alarmante chovinización del discurso político. El patrioterismo francés adornando con su bleu-blanc-rouge el espacio simbólico desde el imperio napoleónico.

Y en este regreso naftalinado de la grandeur, incluso el régimen pronazi de Vichy se blanquea impunemente en los medios con argumentos tan sorprendentes como el de que en realidad los judíos que el gobierno de la Francia Libre envió a las campos de concentración en colaboración con Berlín eran mayoritariamente ciudadanos no franceses. Lo terrible no es que sea falso; lo terrible es que se piense que el mariscal Pétain al fin y al cabo era un patriota que entregó casi exclusivamente a extranjeros. Lo de que lo hizo para que fueran ejecutados en las cámaras de gas es accesorio. Y mientras, Macron homenajeando a un nonagenario Robert Badinter que, en octubre de 1981, en contra de la opinión pública y con el apoyo de Mitterrand, logró abolir la pena de muerte de las leyes de la República. Cuarenta años después, su defensa de los Derechos Humanos casi ha muerto de pena.

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