Irati Jimenez
Irati Jimenez
Kazetaria eta idazlea

A los hombres os quieren engañar

Lo mínimo que se le podía pedir era que no sacara un tema del que prohibió preguntar, para sumarse a los que no dejan de decirnos que no les dejamos decir nada.

Organizar un festival de cine es una de esas tareas que parecen tan complejas y de las que sé tan poco que no suelo tener ni la tentación de ponerme a valorar las decisiones del Zinemaldia, que al premiar a Johnny Depp, no solo colaboró a rehabilitar la figura personal de alguien sobre cuya culpabilidad puede el festival tener su opinión, sino que ofreció una valiosa plataforma para lanzar un mensaje que agita los terrores patriarcales de los hombres y amenaza los avances del feminismo.

Sentado en un marco incomparable y eligiendo las preguntas que quería responder, Depp nos explicó que en el terreno de la violencia de género también le ha tocado ser víctima. Y digo también porque empezó su carrera angustiado por el miedo a que su belleza nos impidiera ver su talento y pasó por el infierno de tener éxito en televisión antes de triunfar en el cine. El hombre que nunca ríe se ha quejado siempre de sus privilegios y ha terminado performando un victimismo tan ridículo que habría que preguntarse si realmente merece un premio como actor.

Personalmente me parece triste que encontrara en Donostia un escenario para su campaña de marketing y como periodista creo que lo mínimo que se le podía pedir era que no sacara un tema del que prohibió preguntar, para sumarse a los que no dejan de decirnos que no les dejamos decir nada. Pero lo que me preocupa como feminista es que, sin molestarse si quiera en fingir preocupación por un problema de la gravedad y la magnitud de la violencia de género, se presentara como la última víctima de un sistema amenazante en el que los hombres corren un peligro cada vez mayor de ser acusados sin pruebas, juzgados sin garantías y sentenciados sin remedio. Un discurso paranoide, diseñado para proteger a los violentos, que genera resistencias al feminismo y con el que hay que tener cuidado, porque su objetivo es que los hombres tengan miedo de las mujeres y que ese miedo nos mantenga otros mil años encadenados, enfrentados y aferrados a la oscuridad.

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