Irati Jimenez
Irati Jimenez
Kazetaria eta idazlea

Obedecer

Considerar que obedecer es indigno es tan inmaduro como pensar que toda desobediencia es ilícita.

Pocas palabras generan la desconfianza e incluso el rechazo, particularmente entre personas con valores de izquierda, que «obedecer». Pero desde normas de tráfico hasta reglas de ortografía, la verdad es que obedecemos constantemente y no podríamos vivir en sociedad si no lo hiciéramos. Hay una obediencia debida a la humanidad que no debemos rehuir y de la que no deberíamos avergonzarnos. Y los compromisos libre y soberanamente adquiridos suelen exigir, entre otras cosas, la obediencia a una serie de normas de conducta y de principios éticos.

Considerar que obedecer es indigno es tan inmaduro como pensar que toda desobediencia es ilícita, cuando lo cierto es que nada puede ser tan honorable como obedecer ni tan ético como desobedecer. Depende de qué se trate, de quién pide qué, cómo, por qué, en qué grado de corresponsabilidad, con qué derecho, con qué autoridad, con qué garantías. El rechazo frontal a la desobediencia es peligroso y contrarrevolucionario, porque nada es tan habitual como el ejercicio abusivo, injusto o inhumano del poder. Y quien nunca ha dicho «no» con plena conciencia nunca ha dicho «sí», con plena libertad. Pero el rechazo a obedecer bajo ninguna circunstancia es tan peligroso para la persona como para cualquier grupo al que esta pertenezca, que nunca podrá sumar su talento, su esfuerzo o su valía a una causa común.

Dice mucho de cómo nos criamos, educamos y socializamos, y de nuestra falta de herramientas para tener vínculos sanos, que desconfiemos tanto de la autoridad como del liderazgo y tengamos tan baja la autoestima como para pensar que todo el mundo quiere doblegarnos y que la única manera de ser nosotros mismos es negarnos a colaborar, a pertenecer. Y a sentir que es un honor obedecer porque formamos parte de un grupo humano que persigue objetivos nobles, algo como el que tenía en mente Calderón de la Barca cuando describió una milicia como una religión de hombres honrados.

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