Irati Jimenez
Irati Jimenez
Kazetaria eta idazlea

Superioridad blanca

Somos de bofetón: cuando se trata de nosotros no hay vicio que no perdonemos ni violencia que no nos parezca un caso aislado ni problema social que no  consideremos residual

Siempre me ha fascinado que los payos expresemos opiniones racistas sobre los gitanos pensando que se trata de mera observación y obviando que nuestra observación es extremadamente racista, entre otras cosas, porque ignora la historia de las relaciones de poder entre payos y gitanos. Hace falta educarse para no ver la raza sino el racismo y que deberíamos educarnos no voy ni a comentarlo.

Tampoco sería pedirnos tanto, teniendo en cuenta la cantidad de veces que nos sentimos superiores como payos, como europeos o como blancos a quienquiera que tenga la mala suerte de interferir con nuestros intereses coloniales o nuestros ignominiosos planes civilizatorios, que solemos olvidar cuando les afeamos sus costumbres a otros como si las nuestras fueran envidiables.

Somos de bofetón: cuando se trata de nosotros no hay vicio que no perdonemos ni violencia que no nos parezca un caso aislado ni problema social que no consideremos residual. Da igual lo que sea. Nuestra salvaje violencia de género, nuestro colonialismo demencial, nuestra práctica herética del pseudocristianismo, todo nos resulta invisible, residual y perfectamente compatible con el relato que tenemos de nosotros mismos como personas esencialmente demócratas, racionales, feministas y civilizadas. ¿Perfectos? No, claro, eso nos impediría ser humildes. Pero sin duda mejores que los gitanos, a quienes llamamos ladrones como si gobernaran el FMI o hubieran organizado la Gürtel, o que los musulmanes, que nos parecen irracionales porque prohiben dibujar la imagen de la divinidad, como si los judíos no prohibieran nombrar a Dios y no fuera tanto o más raro que los cristianos tengan un ritual vampírico en el que comen el cuerpo de Cristo y beben su sangre.

El caso es que no hay diferencia en la que no veamos ignorancia, en la que no señalemos inferioridad. Sinceramente, no sé si algún día nos exterminarán porque es la clase de cosa que solemos hacer más nosotros, pero está claro que merecer, nos lo merecemos.

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