Irati Jimenez
Irati Jimenez
Kazetaria eta idazlea

Volverán

Puede pasar lo de siempre. Lo que se podía saber que pasaría. Lo que no se evitó que pasará. Lo que todo hacía pensar que acabaría pasando. Por eso tenemos que decir «no pasarán».

Podemos y debemos asustarnos de que a los fascistas se les oiga cada vez con mayor claridad, porque los fascistas son matones y los matones no se animan porque se arman de valor –un matón es siempre un cobarde–, sino porque van ganando poder. Es el único lenguaje que entiende el fascismo, un escuadrón ideológico que solo frena si le paran y avanza siempre hacia la muerte. Pero podemos y quizá debemos preguntarnos hasta qué punto nos puede sorprender que alguien justifique en televisión el bombardeo de Gernika cuando el Estado español no persigue crímenes de guerra fascistas, no da sepultura a los muertos por el fascismo, no hace cumplir la Ley de Memoria Histórica y no tiene problema con una derecha que se ha negado con tranquilidad a condenar su pasado fascista, a pesar de que en la teocracia española «negarse a condenar» es un acto de herejía con el que se dan por probados cuantos delitos se le imputen al acusado.

La presencia en televisión de gente que, o cree que en Mauthausen e Hiroshima eran todos buenas personas o justifica los campos de exterminio y la bomba atómica, da la medida de hasta dónde ha llegado el fascismo ante la falta de una estrategia en su contra y del rampante negacionismo de la gravedad del problema al que nos hemos entregado. No sé si responde al miedo o a la irresponsabilidad, pero el miedo no se pasará cerrando los ojos y los que no piensen que tienen una responsabilidad de primer orden con el antifascismo no sé en qué estarán pensando. Solo sé que si piensan que no pasará nada es que no están pensando; si lo que piensan es que exageramos, no les conocen, y si se preguntan qué puede pasar hay una respuesta y es aterradoramente sencilla.

Puede pasar lo de siempre. Lo que se podía saber que pasaría. Lo que no se evitó que pasará. Lo que todo hacía pensar que acabaría pasando. Por eso tenemos que decir «no pasarán». Porque, si no nos organizamos, pasarán. Volverán los oscuros cóndores sobre nuestras cabezas sus bombas a tirar. Y, otra vez, con la muerte en los talones, los asesinos llegarán.

Bilatu