Itziar Ziga
Itziar Ziga
Una exrubia muy ilegal

La gata bajo la lluvia punitivista

Nuestro sí se les pedirá a ellos, manda cojones. Y tenemos que consentir afirmativamente, me pregunto con qué fórmula, ¿de verdad quieres esto, nena? Lo que faltaba, infantilizarnos más a las mujeres

Ando revuelta, triste, encabronada, cual gata mojada, con la bronca sobre la «ley del solo el sí es sí», desde el principio. «No significa no» ha sido la formulación y el grito feminista que nos ha permitido aclarar que las mujeres teníamos que ser parte deseante de cualquier acto sexual en el que estuviéramos. De pronto, hace nada, comenzamos a escuchar que ya no valía con el no, que solo el sí es sí. ¿De dónde vino? Parece un galimatías, pero hay algo tan innecesario como peligroso en copiar esta fórmula, ¡ideada por el feminismo liberal antipornografia yankee, nada menos! El no es rotundo, es que me acorralaste, es que me forzaste, es que mi cuerpo lo demuestra, es que cada vez que lo cuento, lo cuento igual y es creíble. Y lo cuento yo. Nuestro sí se les pedirá a ellos, manda cojones. Y tenemos que consentir afirmativamente, me pregunto con qué fórmula, ¿de verdad quieres esto, nena? Lo que faltaba, infantilizarnos más a las mujeres.

Vayamos al escándalo sobre la reducción de penas a violadores, tomo aire y lo que haga falta. Las condenas no se dictan para que una persona, aquí víctima y siempre mujer, se sienta a salvo sabiendo que quien le ha dañado está preso, ¿verdad que no? No tengo ni idea de cómo puede afectarle a una mujer enterarse de que su violador condenado salga un poco antes de lo previsto a la calle, para empezar porque hablamos de miles de mujeres, únicas todas ellas, por lo tanto, nadie puede tener ni puta idea. Da igual, bien que se las instrumentaliza fantasmalmente en nombre del punitivismo, a derecha y a izquierda. Y desde el feminismo, lo que más me duele...

El Código Penal español, al que por el momento seguimos abocadas en Hego Euskal Herria, vaya cruz, es severo en el contexto europeo, pero especialmente en lo que a delitos sexuales se refiere. A veces, se condena lo mismo por violar que por matar. Es una rémora de la visión patriarcal de la honra de la mujer. Y si ya lo juntamos con el punitivismo neoliberal de la hipervigilancia y del miedo al otro...

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