Tiradas en la Nabarreria en elegante botellón, la diosa y amiga Asier Rikarte me arrima el altavoz al oído. “Ella es morenita con el pelo corto. No se parece a mí tiene el rabo gordo. Va a ser la primera mujer en hacerme un bombo. Si luego me ghostea, lo aborto”. ¿Pero quién será esta perra del infierno que supera todas las indecencias que yo haya escuchado hasta la fecha, reactivando mis delicias? Se hace llamar Metrika, rapera parida en Castelló hace 21 años. Satánica confesa, adoradora de Lilith, adorada por su madre, abiertísimamente bisexual, paró hace poco un concierto suyo porque estaban insultando a una de sus bailarinas trans. Megafeminista, no hace falta ni que lo aclare. Cuando ella nació, yo andaba de orgía en orgía con mis amigas por las calles de Barcelona: sospecho que en una de esas la engendramos entre todas. Y coreamos con ella: quieres toto de loca, perra pon la boca…Y no es solo ella, hoy las perras desatadas que cantan desde su lujuria compartida contra el patriarcado, el aburrimiento y toda opresión son marabunta. Desde estilos musicales precisamente señalados por puritanas y machos blancos como quintaesencia del machismo. Así lo resume Cazzu, trapera argentina. “El reguetón incomoda, despierta la cólera en los más conservadores, porque propone otra mujer, una perra desinhibida que controla su cuerpo, sus decisiones y su sexualidad, y que con su actitud ridiculiza cualquier opinión ofensiva”. Y nuestra Furia, en estas páginas: “para acabar, os da miedo el sexo cuando no lo controláis. Y las tías que lo encarnan sin buscar vuestra mirada”.Cuando el reguetón despuntaba en Puerto Rico, ahí estaba Ivy Queen. No me canso de verla rapeando uno de sus primeros temas, entre la encabritada multitud. “Muchos quieren tumbarme”, 1995. “Por todas las mujeres quiero yo hablar. Que pare el maltrato conyugal. Si tú juras amor, por qué has de matar. Y dejar cicatrices que no sanan.” Versionada hace poco por Villano Antillano, compatriota suya no binaria que tiene un temazo guarrísimo con La Mala… Este puterío tan rico no acaba.