Ainhoa Güemes eta Zaloa Basabe Blog
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Protagonistas en el Aberri Eguna

Zaloa Basabe

Todo el año en Iruñea, y el Aberri Eguna me vuelve a pillar fuera. Para estas ocasiones hay una fórmula desconcertante que consiste en afirmar que, cuando una está en un lugar pero con la mente en otro, se ha dejado allí su corazón. Yo, sinceramente, me siento más cómoda desplázandome con el corazón cerca del resto del cuerpo, así que, desde aquí, solo intuyo lo que serán las calles de Iruñea en un día como este. Mucha gente, saludos, trikis, niños y niñas con el teléfono móvil escrito a boli en la mano por si se pierden, mani, herri bazkaria, su poco de nubes, su poco de sol... ¿Cuánta gente nos hemos juntado? ¿Más o menos que el año pasado?  Y es que, cuando somo partícipes de algo, es difícil calcular su dimensión. De hecho, cuando somos protagonistas de nuestra propia historia, solo llegamos a conocer la trascendencia de nuestras decisiones cuando las consecuencias son ineludibles para cada una... y para el resto.

 Sin embargo, hay una cuestión que puede dirimirse incluso antes de leer los periódicos de mañana: mientras estamos, contamos y mientras decidimos, somos.

 Así debe ser el camino a la independencia, aquel al que no se llega en un día en concreto marcado en rojo en el calendario, sino ese sobre el que se transita en una lucha diaria saldada con impercertibles pero imprescindibles conquistas individuales y colectivas.

 A menudo, y sobre todo en días como este, recordamos procesos de independencia de otros pueblos que recorrieron ese mismo camino y cuya resistencia, aún en día, nos sigue inspirando en momentos en los que pensamos que (¿por qué? ¿por qué?) tuvimos tan remala suerte a la hora de repartirnos los enemigos.

 Procesos de independencia y de liberación nacional de otros pueblos nos ilusionan y nos hacen limpiar una y otra vez el cristal del visor cuando se este se nos empaña de desazón... pero algo nos dice que la copia de su receta no nos daría los mismos resultados. Nos miramos en ellos y el reflejo que nos devuelve nos hace sentirnos más cera, sin embargo, nadie nos va a librar de tener que recorrer nuestro propio camino: no vale engañarse poniendo las largas, deslumbrando a todo el mundo, ni tampoco mirar al pasado con nostalgia cenicera sin ser conscientes de a dónde  hemos llegado y sin valorar por qué estamos aquí; ser los y las protagonistas de nuestra propia historia, en días como el de hoy y, sobre todo, como el de mañana es mucho más simple en enunciado  y complicado en acción  de lo que parece. Pero es que no hay otra.

 Son ya demasiadas veces en las que, al mirar un cuadro en el que se conmemoran momentos que esperamos, nunca aparecemos en ellos.

Miramos “El abrazo” de Juan Genovés, en el que algunos y algunas españolas quisieron creer realidad la amnistía del 77, y vemos que nuestros presos y presas no aparecen entre  sus abrazos ni debajo de sus gabardinas; nos situamos frente al “Cuarto Estado” de Giuseppe Pellizza da Volpedo,  y tras el polvo que inunda y acompaña a los obreros de principios del XX, solo una mujer se asoma en una esquina con criatura al ristre: allí tampoco estamos y las ausencias, si te acercas mucho al cuadro, se van ensanchando a ambos lados del marco.

 Son cuadros hermosos, que evocan situaciones y momentos que tenemos dibujados en el calendario del imaginario colectivo y que, sin duda, merecerá la pena vivirlos. Y es que una cosa es mirar el paso de historia y, otra muy diferente, vivirla.

   Por eso me gustan los días como el Aberri Eguna donde los y las protagonistas se mezclan  en las calles, a veces sin ser conscientes de que hacen historia, sin saberse imprescindibles, sin posar en fotos donde las ausencias son más clamorosas que las insípidas y repetidas presencias.

Todas esas personas ( y aquellas otras que “de corazón” querrían y deberían estar en Iruñea)  no se verán sorprendidas por la llegada de un retratable e improbable Día de la Victoria. Porque esas personas, más que esperarlo, se dedican a hacerlo posible. A ellas y a ellos no habrá que convocarles a ocupar las calles, simplemente la independencia les pillará estando allí antes que nadie. Como todos los días.

Por todo esto, y mientras tanto, Zorionak!!!

 

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