Beñat Zarrabeitia

Salitre bajo los palos

Cuenta Andoni Zubizarreta que un 23 de marzo de 1982 su vida cambió, aquel día mediante sus paradas en un amistoso ante la selección inglesa en el antiguo San Mamés, la afición del Athletic se convenció de que tenía portero para rato. Aquel encuentro, previo al Mundial que tuvo a la capital vizcaina como una de sus sedes, marcó un antes y un después en la carrera del meta de Aretxabaleta. Y es que lo había sido una arriesgada apuesta del entonces también joven y arrollador Javier Clemente se convirtió en una realidad. Una semana después de aquel partido, el club estrenó su nuevo himno oficial, únicamente en euskara, signo de nuevos tiempos y referencias para la entidad rojiblanca.

La alargada sombra de Joxe Anjel Iribar siempre ha estado muy presente en la portería del Athletic, siendo el mentor de un Zubizarreta al que recomendó no vestir de negro, el color habitual del zarauztarra. Ser uno mismo, una característica fundamental para un portero, puesto que durante varios lustros ha estado entredicho en el Athletic. Más aún, ha sido una trituradora de porteros a los que se condenaba tras un error, malas actuaciones, murmullos u odiosas comparaciones.  

 

 

 

Únicamente Bixente Biurrun y Gorka Iraizoz, aunque con episodios complicados también, han logrado superar esa barrera. El de Antsoain, que regresó al club en 2007, ha sido una referencia durante la última década, ofreciendo un rendimiento exponencialmente mejor según avanzaban los años. Con más poso, seguridad y liderazgo, determinante por ejemplo la temporada que los leones se clasificaron a la Champions, las eliminatorias europeas contra el Sporting de Portugal o el Napoli y en la consecución de la Supercopa de 2015. Sin embargo, el inexorable paso del tiempo y la propia política deportiva del Athletic, han propiciado que Iraizoz se vea relegado por el joven de Ondarroa. La irrupción definitiva de Kepa Arrizabalaga, cuya titularidad liguera se confirmó después de la salida de Iago Herrerín al Leganés, forma parte de la transición deportiva que está viviendo equipo bilbaino en plena competición. Y al igual que ocurrió con Zubizarreta, hay fechas que marcan la trayectoria de un portero, más allá de la de su estreno, y en el caso del de Ondarroa, el 19 de diciembre de 2016 quedará marcado en rojo. Sus espectaculares intervenciones ante el Celta permitieron al equipo mantener sus opciones en el partido, tanto que acabó remontando gracias al espectacular gol de San José al filo de la bocina.

San Mamés sabe que tiene un portero de primer nivel bajo su arco. Nacido el 3 de octubre de 1994, después de las cesiones a la Ponferradina y el Valladolid, siendo titular indiscutible en ambos conjuntos, y siendo habitual de las convocatorias de la selección española sub 21, Kepa Arrizabalaga golpeaba ya la puerta del primer equipo del Athletic. La gente hablaba de él, pero mucha gente no le había visto jugar, quería demostrar, dejar su impronta, con tanta tranquilidad como decisión. La misma que muestra ante los micros, evidenciando una pasmosa solvencia para pasar de hablar en euskara -en ondarrutarra para más señas- al castellano sin pestañear.

Tradición de porteros en Ondarroa

Producto prototípico de la factoría de Lezama, creció escalón a escalón, siendo acompañado en buena parte de su carrera por unos convecinos como los hermanos Etxaburu, hasta debutar finalmente el pasado mes de septiembre en Riazor. La controvertida decisión de Valverde de rotar a los tres porteros, abrió un debate que Kepa fue cerrando con su rendimiento. El destino quiso que debutase en A Coruña, frente al Depor de Gaizka Garitano, entrenador que se lo llevó a Pucela y que había solicitado su cesión en verano como objetivo prioritario en su lista de incorporaciones.

 

 

Curiosamente, el origen del padre de Gaizka también está en Ondarroa. Y de ahí viene su apodo, Ángel Garitano “Ondarru”, mote que le pusieron sus compañeros cuando jugaba en el Bermeo. La pequeña localidad costera tiene una estrecha vinculación con el fútbol, el Athletic y, por supuesto, el mar. Tres elementos que marcan la vida del propio Arrizabalaga, hijo de un antiguo remero.

Forma parte de una estirpe de porteros nacidos en Ondarroa, un hecho que se escapa de lo casual en un pueblo de marcado carácter y que sabe batallar contra los elementos o adversidades. En 2014, Santy Menor publicaba el libro “La soledad del portero”. Una posición ingrata, de competencia directa, que no permite el más mínimo error y en la que se asume una responsabilidad mayor que en otras posiciones. El guardameta tiene toda la perspectiva del campo, a la par de convive con la guillotina del fallo. Algo que no ha acobardado a los ondarrutarras que han decidido ponerse bajo un larguero.

 

 

Peio Agirreoa fue el portero que relevó a Iribar en el Athletic a finales de los años setenta, pero una goleada por siete a uno en el Bernabéu, dio paso a Andoni Cedrún, el hijo de otro mito. Por la cantera rojiblanca también han pasado Iñaki Bergara u Oinatz Aulestia, mientras que Eñaut Zubizakari subió todos los escalones de la factoría de la Real Sociedad hasta jugar en el primer equipo. Actualmente, juega en Nueva Zelanda tras desechar una oferta del fútbol iraní. En la vecina Berriatua, localidad que durante varios años perteneció a Ondarroa, emergió Xabi Irureta.

Fútbol, cultura e historia

La portería tiene mucho que ver con la soledad, algo que conoce muy bien el pueblo de Ondarroa en la intimidad, fundamentalmente las mujeres. Las que mientras sus maridos salían a la mar durante meses, tiraban del carro de sus familias. Tejiendo redes, literalmente y también metafóricamente, uniéndose y sacando adelante la localidad. Una escultura a las mujeres de la mar las homenajea, en una tradición que va adaptándose a las realidades sociológicas como demuestra la propia creación una Asociación de Mujeres Senegalesas. Muchas de ellas ven como sus maridos salen a la mar. Barcos en los que que, por supuesto, también se viven largos meses de soledad. Vivencias que curten, marcan e imprimen carácter.

 

 

Algo que ha ido evolucionando marcada por las expresiones de solidaridad colectiva -la última después del desprendimiento de una ladera que afectó a numerosas familias de la localidad- y expresiones culturales. A principios del siglo XX, en pleno debate sobre la propia formulación del euskara y el propio modelo de sociedad en Euskal Herria, Txomin Agirre escribió su costumbrista «Kresala» –«Salitre» en castellano- sobre la vida vinculada al mar.

Décadas más tarde, a finales de los sesenta o principios de los setenta nació toda una generación de vital importancia en la cultura vasca como es el caso de Ana Urkiza, Kirmen Uribe, el añorado Aitzol Aramaio, los integrantes del grupo Piztiak o Leire Bilbao. Su llegada al mundo coincide con una etapa en la que Ondarroa conoce la anexión de Berritua, recibe a una creciente inmigración procedente de diferentes puntos del Estado español- y una fuerte represión. Prueba de ello son las durísimas torturas sufridas por Andoni Arrizabalaga y bajo cuya experiencia Telésforo Monzón escribió la mítica letra de «Itziarren semea». También ondarrutarra era Fran Aldanondo, último preso vasco que salió de la cárcel tras la amnistía de 1977 y cuyas imágenes en un coche descapotable a su llegada a un pueblo abarrotado forman parte de una escenografía icónica. Una realidad de terrible crudeza, marcada en casos extremos como en el asesinato por parte del BVE de Ángel Etxaniz, vicepresidente del Aurrera -el club de la localidad- en agosto de 1980. Hace dos años, el conjunto local y los juveniles del Athletic le tributaron un partido de homenaje.

 

 

Eran los años del plomo, en los que la droga comenzaba a hacer acto de presencia, y la sociedad necesitaba alegrías colectivas. Grupos como Itoiz, formado por jóvenes de Ondarroa y Mutriku, comenzaban a poner la banda sonora a la sociedad, al igual que los convecinos de Delirium Tremens.

 

 

Una época difícil en la que irrumpió el nuevo himno del Athletic, repartido socialmente por la antigua Caja de Ahorros en casetes en el ya lejano 1983. Año en el que el conjunto rojiblanco, contra todo pronóstico, volvió a ganar la Liga tras 27 temporadas en Las Palmas. Poco tiempo antes, Carmelo Bernaola había puesto la música a la letra del ondarrutarra Antton Zubikarai. Ambos conjugaron de manera magistral la definición de lo que representa el Athletic para su sociedad: «Athletic, gorri ta zuria; Danontzat zara zu geuria.  Herritik sortu ziñalako maite zaitu herriak . Gaztedi gorri-zuria, zelai orlegian Euskalerriaren erakusgarria».

 

 

Amplio impacto en el Athletic

Y es que a pesar de sus poco más de 8000 habitantes, la vinculación del pueblo costero con el Athletic ha sido muy profunda. Lo explica bien Kirmen Uribe, socio y apasionado del club, que durante la etapa de los títulos con Clemente, acudía periódicamente a San Mamés cada vez que su padre arrantzale regresaba del mar. Admirador de Iribar, acompañado de su bocadillo de anchoas y conocedor de la capacidad del equipo rojiblanco para construir identidades colectivas en una sociedad tan fragmentada como la vasca.

El propio club es imposible de entender si la figura de Juanito Urkizu, antiguo jugador y entrenador del Athletic. Es la persona que más títulos ha ganado con los leones, tres Ligas y otras tantas Copa como entrenador. Logros a los que le añadió otro trofeo de la regularidad y tres torneos del «k.o» como técnico. En total, dirigió durante siete temporadas al equipo, entre 1040 y 1948, sumando 235 partidos como entrenador, cifras a las que únicamente se acercan Clemente y Valverde. Un auténtico mito.

 

 

Son muchos los ondarrutarras que han pasado por el primer equipo rojiblanco, es el caso de Juan Cruz Arraiz, Luis Mari Orue, Josu Ortuondo -que como técnico logró la proeza de ascender al Extremadura-, Pedro Lavín, Jose Mari Bengoetxea, el citado Peio Agirreoa, Ruben Bilbao -que jugó varios partidos en la temporada 83-84, la del doblete-, Karmele López y Aritz Solabarrieta. Este último, también hijo de arrantzale, forma parte de la estructura de Lezama, siendo entrenador del Cadete B y ayudante de José Luaces en el Infantil A.

No es el único que forma parte del staff técnico del club, en el primer equipo masculino, además de Kepa Arrizabalaga también está el fisioterapeuta Beñat Azula. En el femenino, la preparadora física Edurne Burgoa. Por su parte, Iban Urkiza cumple el mismo rol en el Bilbao Athletic, mientras que Agirreoa entrena al Baskonia, el tercer equipo del club y Egoitz Letamendi es uno de los encargados del almacén de Lezama. En cuanto a jugadores, Mikel Kortazar está en el Juvenil División de Honor, Unai Pérez en el Cadete B e Ibon Badiola en el Infantil B. Abriendo la lupa a toda la comarca de Lea-Artibai, encontramos a los lekittarras Nerea Kortabitarte y Odei Onaindia, los markinarras Aitor Gandiaga y Mikel Mendibe, así como el berritxuarra Julen Barruetabeña.

 

Tal y como señala Fracisco Javier Arrieta Idiakez en la web arranondo.com, la presencia de ondarrutarras en Lezama ha sido una constante, a pesar de no haber llegado al primer equipo. Es el caso de los porteros anteriormente mencionados Iñaki Bergara y Oinatz Aulestia, pero también de José Aranbarri, Andres Laka, Francisco Javier Aramaio, José Ramón Badiola -que destacó en el Alavés junto a Jorge Valdano y fichó por el Zaragoza, pero a su llegada padeció en primera persona el nunca aclarado incendio del Hotel Corona de Aragón, saltó por la ventana, sufrió heridas y su carrera nunca volvió a ser la misma. Según cuentan, el argentino lo ha visitado en varias ocasiones en Ondarroa-, Simon Badiola, José Antonio Bedialanueta, Etor Etxaburu, Gorka Badiola, Salvador González, Iker Lasarte, Gotzon Basaras, Leire Fernández, Asier Etxaburu, Jon Etxaburu, Julen Arufe, Aitor Urresti o Luken Iturrino que es el hijo del ex león Lutxo.

Son numerosos los partidos amistosos que han jugado el Aurrera y el Athletic durante años, pero los enfrentamientos también incluyen algunos oficiales. Es el caso de la segunda ronda de Copa de la temporada 81-82, en una eliminatoria disputada a dos partidos. La ida se jugó el miércoles 21 de octubre de 1981 en Zaldupe con triunfo por cero a dos para el Athletic de Clemente. Xabier Azkargorta, antiguo jugador de la cantera rojiblanca que se retiró debido a una grave lesión, apenas tenía 28 años y ya comenzaba a destacar en los banquillos, alineó a los siguientes jugadores: Jokin, Errasti, Lekunberri, Laka, Iñaki, Badiola I, Ibañez, Bedialanueta, Irazoki, Elosegi y Landaribar. En la segunda parte, el prepador azpeitiarra dio entrada a Pitxu. Clemente, por su parte, que apenas superaba la treintena -ambos fueron los entrenadores prodigio del fútbol vasco en los ochenta, marcados por prematuras y duras retiradas- puso en liza a Andoni Zubizarreta, Santi Urkiaga, Patxi Bolaños, Iñigo Liceranzu, Carlos Purroy, Txetxu Gallego, Santi Merino, Carlos Merayo, Txema Noriega, Manolo Sarabia y Fernando Arteaga. Los tantos rojiblancos fueron obra de Merino y Noriega. La vuelta se disputó una semana después en San Mamés y el Athletic ganó merced a un gol de Carlos Merayo.

«Hau marabilli»

Durante años, el Aurrera ha estado vinculado la federación guipuzcoana y la presencia de aficionados de la Real Sociedad también se ha hecho notar, algo a lo que ha ayudado también la presencia de jugadores como Eñaut Zubikarai, el poderoso central internacional Iñigo Martínez o el berritxuarra Jagoba Arrasate como entrenador. Otros como Mikel Aramaio probaron suerte en los filiales de Alavés y Osasuna. Es la realidad de un pequeño pueblo que mira al mar, desafía a la soledad y los elementos desde lo colectivo y que cuenta con una inagotable cantera cultural y deportiva. El velocista Orkatz Beitia, la trainera de la localidad, el mítico Guillermo Amutxastegi mago de la cesta o la tristemente desaparecida Dina Bilbao son los nombres que marcan el relato deportivo de un pueblo con acento propio.

 

 

Ahora, el nombre en boga de todos y todas es el de Kepa Arrizabalaga, el portero del Athletic, se dice pronto. Un guardameta que combina la cal de la línea de gol, la madera de los postes y el salitre, al que el actor Mikel Losada rebautizó en Twitter como «Kepa rada». O como diría el gran Aitzol Aramaio: «Hau marabilli». Su historia acaba de comenzar.

 

Beñat Zarrabeitia

 

Fotos: Getty Images, archivo de Roberto Zarrabeitia, Auñamendi Entziklopedia, Kepa Arrizabalaga

 

Pd: Aprovechar estas líneas para desear felices fiestas a las y los lectores de NAIZ y enviar un fuerte abrazo a Yeray Álvarez. Ánimo y mucha fuerza, estamos contigo crack! #EutsiYeray