Iñaki  Soto
Iñaki Soto
GARAko Zuzendaria / Director de GARA

Marca mi número #666

Uno de mis directores de cine favoritos es Alex de la Iglesia. No es por chovinismo, ni porque considere que es uno de los mejores de la historia del cine (supongo que hasta él estará de acuerdo en esto), sino porque sus películas siempre me transmiten algo que yo considero sustancial, importante, interesante… Y me gusta su narrativa, su relato, su forma de plasmar en pantalla lo que piensa, se diga como se diga eso en lenguaje cinematográfico. Y también fuera del cine, cuando habla, creo que dice cosas sentidas y con sentido.

Admito que en mi percepción sobre él también afectan sus orígenes, desde el hecho de que estudiara Filosofía hasta el que sea vasco. Al igual que con Juanma Bajo Ulloa, con todas las diferencias, me parece que los vascos corremos con ventaja a la hora de entender algunas partes de sus películas. Es algo parecido a cuando vas con una cría al cine a ver, por ejemplo, una de Shin-Chan. Mientras los pequeños se ríen de unos chistes, los cuatro tutores diseminados en la sala se desternillan con otros.

El caso es que estos días me he acordado repetidas veces de "El día de la bestia". El escenario que están dibujando las autoridades españolas y el acoso de los mercados recuerda a la situación apocalíptica que el sacerdote Ángel Berriatua preveía en la película: las Torres Kio como símbolo del desastre, prácticas policiales que recuerdan a "Limpia Madrid"… y señales, muchas señales. Por ejemplo, la velocidad con la que la famosa prima de riesgo se acerca al número de la bestia, el 666. ¡Hasta Luis De Guindos tiene un punto de Profesor Cavan!

Una vez más, la realidad supera la ficción. Y Roma no paga a traidores, tal y como ha demostrado el acoso del Gobierno al sector cultural, que ríete del acoso de los mercados. Recomiendo las piezas de Alvaro Hilario y Pablo Cabeza sobre el tema.

Dicen que no nos queda otra que esperar tomándonos una Schweppes y gritando entre carcajadas «¡Vamos a moriiiir!» (los tripis son optativos). Creo que no, que al menos los vascos tenemos fuerzas, tradición política y energía para buscar una alternativa que, en mi opinión, pasa por un pulso democrático con el Estado, buscar apoyos en la comunidad internacional y sacar adelante un proyecto político inclusivo en el que tratemos a «los otros», a nuestros conciudadanos que sospechan de nosotros los independentistas, de un modo radicalmente opuesto al que nos han tratado ellos y/o sus representantes. Para empezar, con respeto; para seguir, con empatía; y para terminar, con derechos.

Por mi parte creo que España como tal no tiene solución. Al menos yo no la tengo para ellos, ya ni en un plano intelectual, a lo Eguiguren. No creo que en ese Estado haya fuerzas, ni humanas ni supranaturales, que puedan arreglar tal desaguisado político-economico-social-cultural. Ni Ángel Berriatua podría obrar el milagro. En todo caso es evidente que no hay voluntad ni propósito de enmienda. La manera en que los mandatarios españoles maltratan a quienes tienen voluntad de construir otra clase de país, probablemente incluido Alex de la Iglesia y otros tantos ciudadanos vascos que, por voluntad o necesidad, han emigrado a España y le han dado lo mejor que tienen, es un claro ejemplo de ello.

La metrópoli es un sumidero que amenaza con arrastrarnos. Nuestra tragedia, una de ellas, es que algunas de nuestras mejores cabezas han tenido que emigrar para poder hacer lo que saben o quieren hacer. [A otras de esas cabezas, a las que no han emigrado, no les hemos hecho demasiado caso o no se lo hemos hecho hasta demasiado tarde; pero este es otro tema]. Lo decía el propio De la Iglesia en una entrevista a "El Correo", cuando le preguntaban qué le pediría al lehendakari López en materia cultural: "Que no nos empujen a la emigración, que haya posibilidades de trabajar en la cultura en Euskadi. Yo soy un emigrante. Y he emigrado muy cerca, ahora los chavales se van directamente a Estados Unidos, la mayor parte de mis amigos se van a Los Ángeles a buscarse la vida". Ahora que los unionistas han sacado el tema de los emigrantes, me pregunto si tendrán en mente a gente como De la Iglesia. Me parece que no, pero sería bueno que estos hicieran «fraude» –tranquilo, la derecha lo entenderá, los emigrantes siempre cometen fraude– y utilizasen las posibles ayudas al retorno para seguir haciendo películas, eso sí, si nuestras instituciones no lo remedian, con un IVA del 21%.

No sé si la prima llegará al 666. Quizás, como dice mi compañero Iker Bizkarguenaga, la empujen hasta los 1.000 puntos para ver si el marcador se pone así a cero. Mientras tanto os recomiendo que veáis de nuevo "El día de la bestia". O en su defecto, siempre podéis escuchar su magnífica Banda Sonora (hasta setiembre con IVA reducido).

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