Martxelo Diaz eta Aritz Intxusta Blog
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¿Dónde está el límite?

Martxelo Díaz

Uno de los elementos que muestran con más crudeza la virulencia del conflcto derivado de la ocupación sionista de Palestina es que ni los muertos pueden descansar. Tras perder la vida, los presos pueden seguir siendo moneda de cambio. El intercambio de presos por cadáveres es una práctica que lleva años existiendo.

Viendo las informaciones de la mayoría de la prensa española parece que ese es el modelo a seguir. Se considera una ofensa a las víctimas que Inés del Río salga a la calle tras 26 años de prisión. Se destaca que las penas impuestas suman un total de 3.828 años de cárcel y que cada muerto sale a pocos años si le sueltan ahora.

¿Cuál es el límite para que las víctimas (algunas)  queden satisfechas? ¿Pueden ser 30 años? ¿Es poco? ¿Bastan con 40? ¿50?

¿Hay que aplicar la cadena perpetua de manera encubierta? ¿Hasta que el preso muera?

¿Si muere se puede entregar el cadáver a sus allegados? ¿O hay que mantener el cuerpo en la celda hasta que se cumplan los 3.828 de condena impuestos? Si cuando han pasado mil años hay un terremoto y destruye la cárcel, ¿hay que reconstruirla con el cadáver dentro para que permanezca allí otros 2.828 años?

Seguro que a algunos les sigue pareciendo poco.

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