Martxelo Díaz

Lo único sensato que han dicho UPN y PP esta mañana en el Parlamento navarro sobre el fracking ha sido que PNV y PSOE votan una cosa en Nafarroa y la contraria en Gasteiz. Efectivamente, mientras el Parlamento navarro aprobaba una ley que prohibía el fracking con los votos de PSN, Bildu, Aralar-NaBai, I-E y Geroa Bai, en la Cámara de Gasteiz PNV y PSE unían sus votos a PP y UPyD para evitar que la prohibición de esta técnica destructiva fuera una realidad en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa.

Fue lo único sensato porque el papel de la portavoz del PP, Ana Beltrán, fue el de delegada del Gobierno español y aprovechó su turno para confirmar que el Gobierno español iba a recurrir la ley por considerarla inconstitucional. Llueve sobre mojado y el recurso contra la ley del fracking se suma a una larga retahila de normas que han sido anuladas por Madrid mediante este procedimiento.

A UPN la ayuda de sus amigos del PP le viene que ni pintada, ya que se libra de aplicar leyes que aprueba el Parlamento navarro (se supone que es la sede de la soberanía navarra) y que dejan en evidencia su debilidad y minoría en la Cámara. Así, Yolanda Barcina puede irse a Bruselas a votar lo contrario de lo que defiende el Parlamento que le invistió como presidenta.Sabe que Carmen Alba y sus huestes venddrán al rescate.

Pero lo más grave es que esta situación refleja el escaso grado de autogobierno que existe en Nafarroa. Muchos fueros y muchas zarandajas, pero Madrid es quien decide lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer en este herrialde a través de los recursos de inconstitucionalidad. Si se puede prohibir el fracking o si se puede pagar una paga extra a los funcionarios. Si hay que pagar dos veces por los medicamentos o no. Mientras, las leyes que aprueba el Parlamento navarro no dejan de estar escritas en papel mojado, ya que realmente no se aplican. Y luego dicen que UPN es un partido "regionalista" y "foralista".