Martxelo Díaz
Tras la fulminante destitución de Roberto Jiménez como vicepresidente del Gobierno navarro por parte de Yolanda Barcina ( http://www.naiz.info/eu/actualidad/noticia/20120615/barcina-cesa-a-roberto-jimenez-al-entender-que-ha-actuado-con-deslealtad ), Juan José Lizarbe aparece como el nuevo hombre fuerte del PSN.
El propio Álvaro Mirando reveló que Jiménez aceptó la necesidad de un nuevo recorte, y que tras reunirse con Lizarbe en la sede del PSN fue cuando comenzó a oponerse a esta medida.Fue Lizarbe quien compareció en primera instancia, un viernes por la tarde, en nombre del PSN para señalar que estos nuevos recortes eran inaceptables, creando la crisis de Gobierno que ha finalizado con el cese de Jiménez, Elena Torres y Anai Astiz.
Es decir, Lizarbe adoptó la imagen de quien se opone a un nuevo chantaje de UPN, mientras Jiménez trataba de nadar y guardar la ropa, de rechazar los recortes y mantenerse en el Gobierno. Algo que se ha demostrado imposible. Esos recortes han generado una amplia oposición en la sociedad navarra, incluyendo a sectores tradicionalmente alineados con el PSN, que se desgastaba día a día.
Tras el cese, realizado con nocturnidad por Barcina, Jiménez queda completamente defenestrado. No es solo que haya perdido su cargo de vicepresidente, sino que tampoco es ya parlamentario, puesto que renunció a su escaño cuando accedió al Gobierno.
Así las cosas, mientras no se convoquen nuevas elecciones, Lizarbe será la voz del PSN en la Cámara. Será Lizarbe quien escenifique la nueva labor de oposición al Gobierno. Jiménez, mientras, no tendrá más recurso mediático que convocar ruedas de prensa en la sede del PSN.
En el último congreso del PSN concurrieron Jiménez y Manuel Campillo, que defendía la salida del Gobierno. Se impuso Jiménez frente a un Campillo que logró más apoyos que los que algunos pensaban. Sin embargo, Lizarbe, que consiguió que se aprobasen la práctica totalidad de sus enmiendas a la ponencia política fue el verdadero vencedor. Ahora aparece como tal.
Aunque si Jiménez lo tiene mal, peor lo tendrá Elena Torres, que fuera de cualquier cargo público puede que tenga que volver a ejercer de enfermera. Entonces, probará en sus propias carnes los recortes que han tenido que sufrir sus compañeras y de las que el PSN es también responsable político.